La Estrategia: Cruzar el Rubicón

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Con el avance de las fuerzas de Wagner hacia Moscú, Yevgueny V. Prigozhin, el jefe del grupo de mercenarios Wagner Group, ha cruzado su propio Rubicón, poniendo al presidente ruso Vladimir Putin en jaque.

Wagner es el grupo de mercenarios contratados para pelear las guerras que Rusia no quiere o pude verse involucrada, antiguo instrumento de la inteligencia militar o GRU rusa. Gracias a sus éxitos en Ucrania ha crecido hasta ser una fuerza de 25 000 elementos bien equipados, armados y con amplia experiencia en combate.

Hoy amenazan con tomar la capital rusa y puede ser que lo logren.

No hay una fuerza regular que pueda detenerlos si continúan su estrategia de avanzar directo y rápidamente sobre Moscú, las fuerzas especiales de la policía moscovita, los temidos GROM, no son comparables con los exspetsnaz de Wagner. Si en el avance continúan evitando confrontarse con las fuerzas locales en las ciudades intermedias, llegaran rápidamente y con la mayoría de sus efectivos.

El camino sobre la autopista M4 que corre de Rostov a Moscú facilita esta maniobra.

Yevgueny, un exconvicto sin experiencia militar que en 1990 vendía Hot Dogs  en las calles de Moscú quien pasó a ser el hombre de confianza para pelear la guerra en Ucrania del presidente Putin, ahora cree que él puede forzar un cambio en las elites de poder y el pueblo ruso, haciendo un llamado a la rebelión contra los que manejan mal la guerra en el frente ucraniano. Se ha cuidado de no criticar directamente al presidente ruso, calculando muy mal su popularidad entre los mandos militares y políticos de Rusia.

Sus constantes criticas a la cadena de mando y la forma en que se ha llevado la invasión a Ucrania no le ha ganado amigos en el Ejército. Las élites políticas tampoco lo apoyan por considerarlo un mercenario que solo subsistía gracias al afecto que le tenía Putin.

Hoy, obligado por sus declaraciones, enemistado con los generales y con cero apoyo de materiales de guerra para continuar peleando en el frente, se quedó sin opciones y decide amotinarse contra su patria. Un cálculo que solo puede acabar con la destrucción de su ejército o la toma de temporal de Moscú.

No hay victoria posible para él. Putin no puede permitir un motín dentro de sus fuerzas armadas, sean oficiales o extraoficiales como es Wagner.

Sin tanques, aviones o misiles, con un sólo camino de acceso directo a Moscú el detener la marcha de Wagner no debería ser complicado para el ejército regular ruso. La batalla puede ser terrible y seguramente con miles de bajas en ambos lados. Ambos bandos saben que es una lucha a muerte, los mercenarios no tienen ya otra opción, son ahora enemigos de la Madre Patria. Los generales rusos deben salir victoriosos de esta confrontación, cualquier derrota sería muy mal vista por su presidente.

Al tomar la ciudad de Rostov, Prigozhin cruzo su Rubicón, debilita el frente ruso en Ucrania, pone en jaque a Putin y da a sus generales mayor poder del que quisiera.

Hoy el presidente Vladimir Putin enfrenta el mayor reto de su carrera, su respuesta a este motín definirá su permanencia en el poder.

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