Entre dos guerras

Al mismo tiempo que el Gobierno de Kiev reportaba como saldo de la guerra la cifra de 198 muertos en los primeros tres días de la invasión rusa, en México se reportaban nada menos que 166 asesinados en ese mismo lapso de tiempo, a los que a las pocas horas habría que agregar la suma de 17 muertos, ejecutados a modo de fusilamiento nada menos que por elementos de la Guardia Nacional.

Mientras lo anterior sucede, el gobierno se lava las manos y promueve un discurso de paz en voz del Canciller Ebrard, a manera de burla, respecto a los hechos de sangre y muerte que suceden al otro lado del mar.

Por si fuera poco, el ex presidente de Estados Unidos habla sobre invadirnos para “pacificarnos” tan solo a unos minutos de que el Departamento de Estado norteamericano señalara públicamente que los grupos del crimen organizado mantienen “una asociación con altos funcionarios del gobierno mexicano”, sin dar nombres.

Tal parece que como mexicanos nuestra realidad se debate entre dos guerras: por una parte, la que ocurre entre Rusia y Ucrania por motivo de las masacres perpetradas contra ciudadanos rusos en algunas provincias y los saldos que deja la consecuente invasión en víctimas inocentes y soldados caídos de ambos bandos; por la otra, la realidad inmediata que ofrecen las masacres ocurridas en lo que va del año en Zacatecas, Michoacán y Colima, en donde el número de muertos supera en menos de un mes por mucho al de los que se registran tras la invasión en el país eslavo.

La política impuesta por el titular del Ejecutivo federal—si es posible definirla como tal a estas alturas—de “abrazos, no balazos” para el crimen organizado ha derivado en un escenario de los más violentos en nuestra historia reciente: con más muertos que los sexenios de Calderón y Peña juntos en menos de tres años de gobierno, con el narcotráfico como virtual dueño del 35% del país según cifras proporcionadas por el Departamento de Estado en Washington a finales del año pasado, y con un estado de derecho vulnerado en donde los delincuentes son referidos eufemísticamente como “civiles armados”—hasta por los mismos medios de comunicación—en tanto la sociedad civil, inerme y desarmada, se enfrenta cada día ante la amenaza que implica la posibilidad de padecer mayor número de secuestros y atentados violentos.

Twitter: @sada_enrique

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