El fraude del “superpeso”

Como si se tratara de un logro personal del Gobierno Federal o viviéramos una bonanza histórica como en el Porfiriato, gran parte de nuestros medios impresos se han dedicado desde el año pasado a difundir a sueldo un mito tan risible y peligroso como es el cuento del “superpeso”.

Sin embargo, lo que los medios comprados o en su ignorancia omiten es que el “superpeso” que tanto promueven no ha sido capaz de vencer a la “super gasolina” que ronda los 30 pesos en lugar de los 10 pesos prometidos, ni a la “super canasta básica” que ha aumentado hasta 100% o más en sus insumos, ni tampoco a la peor inflación a secas que hemos tenido en los últimos 21 años.

Una premisa básica en materia de Economía Internacional es que existe un pequeño grupo de monedas extranjeras cuyo valor depende de la fortaleza económica y estabilidad histórica para realizar pagos e intercambios entre naciones, y se denominan como divisas. Como divisas encontramos la Libra esterlina del Reino Unido, el Euro de la Comunidad Económica Europea, el Dólar estadounidense, el Dólar canadiense y el Yen del Imperio japonés.

Desafortunadamente para los ilusos, el Peso Mexicano no es Divisa Internacional por lo que nunca encontrarán a una persona o compañía en Holanda, Gran Bretaña o Singapur buscando convertir su moneda a Pesos Mexicanos aunque quisieran, porque tampoco los habrá en ningún Banco o Casa de Cambios para empezar, por lo que el “superpeso” no es más que propaganda gubernamental.

Respecto a esto, remata Enrique Campos Suárez en El Economista: “Así como muchos creen que Pemex está mejor en manos de un régimen autocrático y con un agrónomo al frente…no son pocos los que piensan que un peso muy apreciado frente al dólar es sinónimo de un triunfo político-económico del Presidente.”

Aunque ciertas condiciones solventan la Economía mexicana como las remesas, estas sostienen el tablero con alfileres pues siendo el Dólar el que se encuentra realmente depreciado—por políticas públicas de Biden y su financiamiento a Ucrania—los mexicanos perciben menos dinero con ellas, sin contar con el 55% de pérdida de poder adquisitivo del Peso Mexicano este Gobierno.

Incluso existe el riesgo de las que remesas sean negadas o disminuidas en flujo como hizo Western Union, por sospecha ante el enorme lavado de dinero que los Cárteles mexicanos han hecho con ellas durante el sexenio.

Por ende, confiar nuestra Economía a un malestar transitorio del vecino del norte es lo peor que se puede hacer, y menos ante el enorme déficit fiscal que—por desfalcos, endeudamiento y obras faraónicas inútiles—se avecina a nuestro país para el 2025.

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