Los diversos incidentes que ocurrieron este fin de semana en varias partes de la república en los que perdió la vida gente inocente, se secuestró a policías, disparó contra locales comerciales, se quemaron autos, camiones y tiendas, se bloquearon vialidades y amenazaron a las autoridades, crearon la impresión de estar sufriendo una ofensiva criminal terrorista
Esta palabra no es un asunto menor. El implicar que ahora, aparte de la violencia que padecemos los mexicanos día a día, podemos ser blanco de acciones que nos pueden costar la vida o nuestro patrimonio, sin mediar explicación o deuda alguna como lo expresó la alcaldesa de Tijuana, es un escenario francamente de terror.
Hablar de terrorismo es poner a estos grupos criminales a la altura de Hamas, Al Qaeda, ISIS, Supremacistas Blancos o cualquier otro de los 50 que reconoce el Departamento de Estado Norteamericano. Todas estas organizaciones han sido responsables de miles de muertes, de ataques y destrucción de objetivos civiles y militares; han empleado a hombres, mujeres y niños para lograr sus objetivos y ninguna de estas organizaciones ha expresado remordimiento por sus acciones. Para ellos, el fin siempre justificará los medios. Esta es la excusa con la cual cometen actos barbáricos, inexcusables bajo ninguna óptica.
Los grupos y organizaciones terroristas actuales son condenados y perseguidos por la mayoría de los países en el mundo. La amenaza que representan es global y cada día actualizan la manera de hacer daño.
¿Son CJNG y Cártel de Sinaloa organizaciones terroristas? No lo son.
La definición de terrorismo es muy ambigua entre países y organizaciones, pero hay varias coincidencias entre estas.
Estos grupos tienen que tener una motivación política y/o religiosa, el usar la violencia para infundir terror; pretenden crear alarma social con fines políticos, alteran gravemente la paz pública y usan la violencia de forma premeditada.
Los responsables de lo que vivimos este fin de semana son organizaciones criminales con fines de lucro por medios ilícitos, que utilizan la violencia para afianzar el control de sus actividades ilegales. Los grupos criminales y cárteles que propiciaron estos eventos buscaron sembrar terror entre los ciudadanos y mandar a las autoridades un fuerte mensaje de las consecuencias que nos esperan si las autoridades federales continúan molestándoles.
Lo que vivimos este fin de semana es el empoderamiento de estos criminales que pretenden doblegar al Estado para continuar con sus actividades sin ser molestados.
La estrategia de no confrontación de parte de nuestras autoridades en esta administración ha generado esta falsa percepción de debilidad del Estado y sus organismos de seguridad y FFAA. No pueden estar más equivocados.
La respuesta de las autoridades ante este reto debe ser inmediata y contundente, no se puede ceder ante criminales que utilizan la violencia, ahora contra las ciudades y sus habitantes.
El permitir que esto quede impune es abrir la puerta para que estos lamentables sucesos se vuelvan a repetir.
No hay espacio para negociar la paz y tranquilidad que merecemos y menos con grupos criminales que hoy creen que pueden doblegar al Estado llevando su guerra a las calles de México.
