La Estrategia: Un país rehén de su destino

Este 4 de julio, una vez más, Estados Unidos fue atacado por uno de sus ciudadanos, un asesino de 21 años que disparó contra su comunidad. Una tragedia más que viven los ciudadanos norteamericanos rehenes dentro de su propio país. En lo que va del  año se han registrado más de 300 ataques de este tipo.

A los norteamericanos se les ha robado la sensación de estar seguros y se han vuelto rehenes del terror.

No hay un lugar donde puedan sentirse tranquilos, ni en las escuelas, bares, supermercados, eventos deportivos, iglesias, desfiles, oficinas y conciertos. En ciudades como Boston, Las Vegas y Dallas, poblados pequeños como Uvalde o El Paso.

No hay un perfil de las víctimas, pueden ser niños o adultos, hombres y mujeres, latinos o blancos; nadie está a salvo cuando un asesino ha decidido matar a personas inocentes a cambio de la pseudo fama que le da el pertenecer al infame grupo de asesinos múltiples.

Desde los atentados del 11 de septiembre en NY no se había sentido esta vulnerabilidad en Norteamérica. Por desgracia este tipo de ataques van en aumento cada día. Las compras de armamento por parte de los ciudadanos que buscan defenderse, o que creen que deben armarse por ser su derecho también incrementó. El país está dividido entre quienes creen que deben armarse para evitar este tipo de incidentes y quienes culpan a las armas de fuego de los mismos.

Los servicios de seguridad norteamericanos han intentado desarrollar protocolos, técnicas y tácticas para enfrentar algunas de las amenazas más frecuentes como escuelas y eventos deportivos. Por desgracia, no siempre funcionan como deberían y el evento en Uvalde es prueba de ello.

¿Qué opciones tienen?

Militarizar las ciudades como en Israel donde soldados armados están en lugares estratégicos para evitar ataques de terroristas con chalecos bomba, establecer controles de seguridad en áreas públicas y oficinas perfilando a los ciudadanos o desplegar unidades de respuesta rápida aleatoriamente en eventos y avenidas como NYPD en Nueva York.

Quizá estemos a un paso de ver a soldados armados afuera de iglesias y atracciones turísticas como en algunas ciudades de Italia y Francia. Perfilar, seguir y detener a ciudadanos sospechosos como en China.

Hoy hay tiradores selectos (militares o policías)  en muchos  eventos deportivos, el estadio donde juegan los Vaqueros de Dallas fue diseñado con lugares específicos donde se colocan estos tiradores. Es parte de su nueva realidad.

Hay siempre un intercambio de libertades por seguridad cuando se trata de proteger a una persona o una comunidad, no veo a los norteamericanos dejar su libertad por más seguridad.

Países como Japón, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido renunciaron a que sus ciudadanos puedan tener un acceso fácil a las armas de fuego  y  han tenido mucho éxito con esta medida. En suma, parece imposible pensar que Estados Unidos renuncie al derecho a portar y tener armas, es el mayor fabricante en el mundo y también el principal consumidor de las mismas.

Las armas se han vuelto parte de la vida de esta súper potencia y por ello desafortunadamente sucesos como los que han ocurrido seguirán aterrorizando a los estadounidenses.

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