La Estrategia: ¡Vamos bien y lo puedo demostrar!

El presidente ha declarado que la estrategia de seguridad que se está implementando en el país está dando resultados y que lo puede probar.

“Si hubiéramos continuado con la misma política que se impuso desde que se declaró la guerra a la delincuencia organizada, el país estaría en completa descomposición, ingobernable”, declaró esta semana.

Dar un voto de confianza y optimismo como nos lo pide el presidente en materia de seguridad, creerle además que estaríamos mucho peor de seguir con “la política de masacres y ejecuciones de las administraciones pasadas”, es imposible.

No creo que nadie espere a pesar de las promesas de campaña, que un problema tan complejo como la inseguridad se pueda resolver en un año o seis, no es realista y esta fuera de toda lógica histórica. La inseguridad es una deuda que no han cumplido varias administraciones.

La apuesta de este gobierno para frenar la violencia y el crimen es de muy largo camino, pero los resultados deben ser medibles, cuantitativos y realistas. No nos debemos de conformar con la sola palabra del presidente.

Es una estrategia valida, pero para implementarla exitosamente se debe hacer desde una posición de control y fuerza por parte del Estado. De no ser así, los grupos criminales no tendrían ningún motivo para cesar sus actividades ilícitas, por el contrario, este llamado presidencial a “portarse bien” lo leen como una debilidad institucional de la que pueden tomar ventaja. Así ocurre.

Escenas donde estos grupos ahora se pasean impunemente desafiando la autoridad se vuelven cotidianas en las carreteras y poblados de México. Señores feudales que no dan cuentas a nadie.
El empoderar colateralmente a estas asociaciones delictivas con el discurso oficial les ha generado una sensación de impunidad que se refleja en un desafío frontal a las autoridades y FFAA.

Como ejemplo; en Nuevo León un numeroso convoy de sicarios se enfrentó a una unidad de Guardia Civil y mataron a seis de sus integrantes. El crimen organizado sabe que puede enfrentar a las fuerzas de seguridad del Estado y salir impune con ello.

En Chihuahua un criminal persigue a una persona que se refugia en la iglesia local, el asesino lo mata ahí y también a dos jesuitas que intercedieron por el ciudadano. Hoy llegan mil elementos de las Fuerzas Especiales a detener al autor del crimen, su detención por el perfil de las victimas se ha vuelto una prioridad para este gobierno. Las más de treinta victimas diarias por la violencia , incluyendo los seis agentes de Guardia Civil de NL no tendrán la misma suerte.

Los delincuentes son por naturaleza unos depredadores, esta conducta en el mundo animal se caracteriza por siempre escoger a la víctima más débil, joven, enferma o vieja para atacarle, ya que sabe que le las posibilidades de éxito son mayores que cuando ataca a un animal joven y fuerte. Hoy estos delincuentes no sólo están atacando a la sociedad y su economía, lucrando con actividades ilícitas, han visto que las instancias de seguridad encargadas de guardar y proteger a la comunidad son débiles y que se pueden vulnerar. La fuerza que están adquiriendo estos grupos criminales como CJNG hacen que su sola mención ponga a temblar a políticos y autoridades civiles y de seguridad. Ya no es necesario corromperles, la amenaza de una muerte segura garantiza la pronta disposición de estas a los deseos del cartel. ¿Qué otra, opción tienen?

El doctor y académico Jorge Chabat, quien en su publicación “El Estado y el crimen organizado transnacional: amenaza global, respuestas nacionales” cita a Peter Lupsha, y sus tres etapas de desarrollo del crimen organizado: La Predatoria, las bandas criminales que son apenas pandillas que no amenazan al Estado y que son fácilmente controladas por los cuerpos de seguridad; la Parásita, en la que el crimen organizado corrompe cuenta con complicidades dentro del gobierno, le permite llevar su negocio de manera exitosa, pero en el cual, el crimen organizado y el Estado son dos entidades diferentes, y la Simbiótica, en donde el crimen organizado se apodera de todo. En esta última etapa el crimen organizado y el Estado son prácticamente los mismo. ¿En que etapa estamos ahora en México y hacia donde vamos?

El Dr Jorge Chabat, ya no esta hoy con nosotros, los que tuvimos el privilegio de ser sus alumnos y convivir con él, le vamos a extrañar.

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