El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tenía previsto anunciar que su país multiplicará por dos, a mil millones de dosis, sus pedidos de vacunas contra el COVID-19 de Pfizer para compartirlas con el mundo.
El compromiso de Estados Unidos sería la pieza central de la cumbre global sobre vacunas que Biden celebraba el miércoles. En un aparte de la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que esperaba presionar a las naciones acomodadas para que hagan más para controlar el coronavirus.
Líderes mundiales, grupos humanitarios y organizaciones son más firmes en denunciar el lento ritmo de las vacunaciones en todo el mundo; además, la desigualdad del acceso a las vacunas entre residentes de naciones ricas y pobres.
Sin embargo, la nueva compra supone apenas una parte de lo necesario para alcanzar el objetivo de vacunar al 70% de la población mundial.
El mandatario aprovechará la cumbre para presionar a otros países para que “se comprometan a una ambición mayor”.
La respuesta estadounidense ha sido criticada por ser demasiado tibia; esto, especialmente en un momento en el que el gobierno defiende las dosis de refuerzo para decenas de millones de estadounidenses cuando personas vulnerables de países más pobres aún no han recibido siquiera una primera dosis.
Con información de AP
