La aerolínea Mexicana de Aviación ha iniciado sus operaciones bajo una nueva estructura, fusionándose con el Grupo Aeroportuario Ferroviario de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca-Maya-Mexica, controlado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Este reinicio de actividades, considerado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como un “histórico rescate de una empresa pública”, se realizó con un vuelo inaugural del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) a Tulum.
El primer vuelo se efectuó en un Boeing 737-800, parte de los tres aviones incorporados a la nueva flota, que anteriormente pertenecían a la Fuerza Aérea Mexicana.
Además, la aerolínea ha rentado dos aviones Embraer ERJ 145 de Transportes Aéreos Regionales (TAR), y planea arrendar otros diez aviones Boeing de SAT Aviation Holdings, antes Petrus Aero Holdings, con sede en San Antonio, Texas.
Estos aviones, incluida la tripulación, formarán la columna vertebral de la nueva Mexicana militar, según informó el titular de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval.
El acuerdo de arrendamiento con SAT Aero Holdings ha suscitado preocupaciones entre expertos en aviación, debido a la falta de transparencia sobre las condiciones del contrato y los presuntos sobreprecios ofrecidos por la arrendadora.
La empresa, conformada por Eviacorp Aviation Services y Península MRO Services, tiene vínculos con exfuncionarios relacionados con la quiebra de aerolíneas, incluyendo a Mexicana y Aeroméxico.
La compañía operará inicialmente con cinco aviones y tiene planes de adquirir aviones nuevos en 2024. Aunque aún no se ha determinado cuándo la aerolínea reportará utilidades, se ha mencionado que la flota se completará con la llegada de los aviones rentados a SAT Holding.
La nueva Mexicana de Aviación operará desde el AIFA hacia 14 destinos nacionales, y se prevé la inclusión de nuevos vuelos a otros puntos del país.
