El paso del huracán Otis dejó daños incalculables en territorios costeros del Estado de Guerrero, sobre todo en Acapulco, donde las palabras y las imágenes no alcanzan para describir la devastación y el abandono en el que quedaron sus habitantes.

Héctor Jiménez Landín, Director Editorial de Código Libre y conductor de El Financiero Tv, viajó el fin de semana al puerto guerrerense azotado por la furia de Otis, visita que le permitió atestiguar la destrucción causada por el huracán y la zozobra en la sobreviven los damnificados.

Desde su llegada a Acapulco el pasado jueves, vía aérea debido a que las carreteras seguían intransitables y sólo permitían el paso a vehículos oficiales, Héctor comprendió que las pocas fotos y videos compartidos en plataformas digitales a medida que vuelven las comunicaciones no bastan para conocer la gravedad de la situación en la que se encuentra el puerto guerrerense.

“Antes de aterrizar, le solicitamos al piloto realizar algunas tomas de la zona costera, para dar cuenta de la magnitud de los daños a la infraestructura hotelera que seguro será de más del 80% cómo se ha dicho”.

“Desde los primeros minutos de ver algo de la devastación provocada por la inédita fuerza de los vientos de #Otis sabíamos que los números oficiales de muertos y heridos estarían por debajo a lo dicho por el gobierno. Tocando tierra, nos dimos cuenta que no había justo eso, gobierno”.

Tras un recorrido a pie por la Costera Miguel Alemán, principal arteria vial de la zona turística de Acapulco y de las áreas devastadas por el huracán con mayor cobertura en medios, Héctor comprendió que la lenta respuesta de las autoridades y el Gobierno dejó a la población a merced del saqueo y la rapiña, y en medio de una marcada desesperación ante la falta de insumos de primera necesidad.

“No había ni un solo policía municipal o federal para dar certeza a la población local o turistas para indicar qué estaba pasando”.

Los damnificados pedían ayuda para enviar mensajes a sus familias para hacerles saber que estaban bien, con carencias de agua, alimentos y otras necesidades, pero vivos y sanos.

“Los habitantes de Acapulco nos paraban en nuestro camino para preguntarnos si a través nuestro podríamos lanzar mensajes a sus familias que estaban bien y que lo que dejó el huracán #Otis era mucho peor de lo que nadie imaginaba. ¡Ayúdenos a que nos traigan agua y luz1, nos suplicaban”.

La devastación que Otis casusó en Acapulco no sólo dejó infraestructuras como hoteles, casas y negocios destruídos, también provocó que el puerto guerrerense quedara incomunicado y sin energía electrica, un lugar desolado en la penumbra en el que comenzó a imperar el miedo y la incertidumbre a medida que comenzaron los saqueos y robos.

“Las noches sin luz fueron las peores para todos. (Y lo serán si no se apura la CFE) la rapiña, el robo de farmacias, Oxxos, Sam’s, Starbucks, mercado de artesanías, todo negocio con vidrios rotos era aprovechado para entrar y robar”.

“Un vecino de #Acapulco nos relató ese primer día de cobertura, que un policía que de repente se apareció les dijo, entren al OXXO ‘tomen lo que necesiten’. Aunque el riesgo no era que te atraparan, si no que te cortaras las manos o las piernas y que no hubiera hospital con luz, dándole más trabajo al Ejército para que no te desengraras y que te llevaran quién sabe dónde para la atención”.

Héctor relata como los habitantes que se encontraban en la zona costera del puerto pedían que se visitará las partes altas de Acapulco, las colonias populares en la periferia, donde la ayuda no llega todavía y en algunos lugares los daños son mucho peor que en las áreas turísticas.

“Llegando a la glorieta de la Diana Cazadora , dónde pudimos tomar señal satelital, mucha gente nos gritaba que fuéramos a las partes altas de Acapulco donde estaban igual o peor las cosas. Y en efecto, tres días después del paso de #Otis pudimos llegar hasta esas colonias donde decenas de árboles arrancados desde la raíz, los postes de luz, cables de fibra óptica, tinacos de agua, todo lo que estaba sobre los techos, ahora estaba en los cofres de los autos y en el piso. Ahí me preguntaba, cuánto tiempo tardará Acapulco completo en levantarse?”

Otro de los graves problemas que se agudizó con el paso de los días en el devastado puerto guerrerense es el desabasto de combustibles. La falta de gasolina, los altos precios de quienes tienen y la venden al precio que mejor les conviene, y la constante, y en aumento, necesidad por disponer de combustible para movilizarse, sobre todo para salir de Acapulco, derivaron en el saqueo de algunas estaciones de servicio ante la ausencia las autoridades y la nula acción del Gobierno por controlar la situación.

“Conforme recorríamos las avenidas algunas interrumpidas por árboles y autos volcados, nos encontramos con otro gravísimo problema, el abasto de gasolina. Y ante la ausencia de autoridad, los vecinos se organizaron para sacar con sus propias manos gasolina de los tanques del suelo de PEMEX. No nos grabe nos decían. Lo más preocupante, señalaban nuestros entrevistados, era que una vez que se robaran todo, lo que seguía era meterse a las casas a hacer lo mismo”.

Comunicaciones interrumpidas por la destrucción de su infratestructura; falta de energía electrica debido a los miles de postes de luz que tiro a su paso el huracán Otis; carancia de alimentos, medicinas, productos de higiene y otros artículos de primera necesidad; desabasto de agua y combustibles; prácticamente un inexistente servicio de transporte público; autoridades insuficientes para controlar el pueblo sin ley en que se ha convertido Acapulco; y un Gobierno que no acepta que la situación lo rebasó por completo, son tan sólo algunos de los problemas que los habitantes de Acapulco están sufriendo a la espera de recibir ayuda, pues las horas y los días pasan mientras el temor, la angustía y la incertidumbre crecen en una población azotada por la fuerza de la naturaleza.

“El transporte público se interrumpió, las patrullas municipales y a veces algunas de la Guardia Nacional se convirtieron en taxis gratuitos. El pedir ‘aventon’ era lo más frecuente”.

“Hay mucho que relatar, pero por lo complejo de las comunicaciones no fueron transmitidas en tiempo y forma. Puedo concluir por ahora que el desastre que dejó el Huracán #Otis de inicio nos rebasó a todos, sociedad, medios, a todo el gobierno, el municipal, estatal y el federal
Hay que apurarnos a atender a los acapulqueños, urge”.

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