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La mañana del viernes 20 de julio de 1923, Francisco Villa junto a su secretario Miguel Trillo y sus escoltas murieron acribillados cuando este conducía su automóvil Dodge en Hidalgo del Parral.
Los nueve tiradores que le hicieron frente tenían cuentas pendientes con Villa, como sobrevivientes, por el asesinato y violación de varios familiares, sin contar las múltiples amenazas de muerte por parte del caudillo quien, como señor feudal de horca y cuchillo, no contento con la Hacienda de Canutillo como regalo—más las armas, enseres y presupuesto con que el Gobierno Federal lo había comprado—todavía planeaba adueñarse de las aguas del Río Sextín y de las tierras anexas que pertenecían a muchos campesinos y pequeños comerciantes en la región
Aunque la noticia de su muerte fue recibida por muchos con júbilo y hasta como un descanso por cuanto acababan las amenazas que pendían sobre sus vidas, su dignidad y sus bienes, hubo quienes después lamentarían su trágico fin debido a su veneración por la figura pública proyectada por la interpretación legendaria de Pedro Armendáriz en la pantalla grande, más no por la figura histórica. Y esta última postura es la que sobrevive en el imaginario común de algunos hasta la fecha.
Sobre lo anterior viene a darnos cuenta La Emboscada: asesinato de Francisco Villa; última obra del historiador académico y especialista Reidezel Mendoza Soriano quien tras haber incursionado en la investigación sobre tan polémico personaje a partir de la publicación de obras clásicas como Bandoleros y Rebeldes, Los crímenes de Francisco Villa y El frustrado fusilamiento de Francisco Villa viene a culminar no solo con un estudio inédito, profundo y plenamente documentado en archivos históricos y militares sino también a concluir con la labor pendiente que dejara Frederic Katz quien, como ideólogo y promotor de la teoría del bandolero social creada por el británico Eric Hobsbawm, buscó amoldar a toda costa a esta figura trágica de la Revolución Mexicana con el traje legendario del Robin Hood de la mitología medieval, disociando a Villa de su realidad histórica.
A cien años del asesinato del caudillo, cuando el Gobierno Federal en su declive aún pretende vender a un personaje cinematográfico en vez de la figura histórica, la obra de Mendoza viene a enseñarnos como se debe realizar una investigación profesional, invitando a la reflexión más allá de un mito rancio.
