El General en su laberinto

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En medio de un mar de acusaciones de corrupción e ineptitud flagrante en contra del Ejército tras las filtraciones del caso Guacamaya Leaks, el Secretario de Defensa Luís Cresencio Sandoval ha demostrado renuencia y cobardía para rendir cuentas públicamente y asumir su responsabilidad, presentando su renuncia, tras el hakeo perpetrado contra su dependencia y por las revelaciones surgidas a partir del mismo.

Su negativa y falta de transparencia le han valido a tan tristemente célebre personaje—responsable del genocidio de Allende, Coahuila y de la masacre en el CERESO de Piedras Negras durante el Calderonato—una serie de reclamos y cuestionamientos no solo por parte de los legisladores de oposición sino también del gremio periodista, afectado como nunca con el mayor número de asesinatos y desapariciones durante este sexenio.

Lo que para muchos pareció el colmo fue que el susodicho, quien se negó a comparecer ante los diputados, pidiendo sospechosamente que lo visitaran en su oficina, sí se presentó para acompañar la Secretaria de Seguridad Pública Rosa Icela Rodríguez en su comparecencia ante el Senado de la República junto con el Secretario de Marina, en lo que parecía un intento de colusión con la titular y un acto intimidatorio.

Su presencia no pasó desapercibida y el susodicho terminó siendo increpado duramente—ante la nulidad que representa la Secretaria de Seguridad—por senadores como Lily Téllez y Germán Martínez, quienes cuestionaron su capacidad e integridad lo mismo por el número de asesinatos a la alza y la impunidad con que se ha permitido obrar al crimen organizado, que por sus intentos de militarizar al país y violar la Constitución en contubernio con el presidente de la República.

Este último le advirtió que los militares tienen límites y deben respetarlos, ya que de lo contrario, tendrá que ser sancionado por la justicia nacional o por instancias internacionales, pues: “El fuero militar no le alcanzará…si se violan nuestra Constitución y los derechos humanos”.

El problema con el General Sandoval radica no solo en que pasó a degradarse de militar a militante de la 4T sino también como empresario en contubernio con el presidente y su pandilla en el peor momento posible: cuando empiezan a filtrarse documentos que le vinculan en actos de corrupción y colusión con el gobierno y el crimen organizado, mientras el número de muertos ya rebasó al de los dos sexenios anteriores juntos.

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