La emprendedora cubana Natalhie Fonseca además de atender su hogar, ayuda a su marido a atender una cafetería y trata de sacar adelante su propio negocio, una tienda en línea de productos de decoración infantil que ella misma fabrica con telas coloridas.
“El día a ninguna nos alcanza. Somos mujeres que nos levantamos muy temprano a trabajar y nos acostamos muy tarde”.
Fonseca, de 32 años, dueña de “Carrete”, quien forma parte de un naciente grupo de empresarias en la isla y está pensando en la posibilidad de dar el siguiente paso y convertir su proyecto en una pequeña empresa. “¡Si tuviéramos un poco de ayuda!”.
Cuba comenzó un proceso gradual de flexibilización hacia la iniciativa privada en la década pasada. El expresidente Raúl Castro amplió las licencias para ejercer oficios, legalizó el mercado de bienes raíces y entregó tierras ociosas en usufructo.
Recién en septiembre de 2021 el presidente Miguel Díaz-Canel dio un paso más y aprobó la creación de las pymes.
“Como mujer siempre tienes que estar demostrando que puedes hacer ciertas cosas”, reflexionó Ena María Morales, de 30 años, quien creó “Selva”, un emprendimiento de jabonería artesanal.
El choque de Morales con la realidad se produjo cuando pretendió conseguir su propia materia prima.
“Me propuse convertirme en agricultora para obtener las plantas y sacar un producto 100% orgánico. Ahí fue mi primer enfrentamiento con un mundo machista… los hombres me decían, ‘tú con ese pelo largo, no, no, no’”.
La pandemia y los casi dos años de restricciones que trajo aparejadas retrajo a muchas mujeres emprendedoras en Cuba a su papel tradicional.
“Todavía somos las directoras de la casa”, reflexionó Ana Mae Inda, de 43 años y quien recientemente logró la aprobación de su pyme “Tragaluz”, dedicada a la fabricación de juguetes.
Paradójicamente en un país mestizo como Cuba, las cosas se complican un poco más para las emprendedoras si además son negras o mulatas.
Aunque las mujeres en Cuba son el 60% de los graduados universitarios, al momento de la inserción en el mercado laboral suelen ir a los sectores menos remunerados.
Actualmente sólo el 54% de las mujeres en edad de trabajar reportan una labor remunerada en Cuba.
Una política de créditos blandos, mayor formalidad en la aplicación del código de trabajo, prioridad para los sistemas de cuidado y una campaña comunicacional de concientización son algunas de las emprendedoras consideran necesarias.
Con información de AP
