La bolsa era enorme para su época: 2.5 millones de dólares para cada uno. El escenario también para Muhammad Ali y Joe Frazier. Su primera pelea fue tan épica que se la llamó la Pelea del Siglo.  50 años después, ninguna le hace sombra.

Frazier era el campeón peso pesado invicto, un fajador con un gancho de izquierda capaz de noquear a sus rivales. Alí era… Alí, por más de que Frazier insistiese en llamarlo (Cassius) Clay. Además, trataba de recuperar su nivel tras ser marginado del boxeo por más de tres años por negarse a ir a pelear a Vietnam.

El combate se hizo el 8 de marzo de 1971 y el Madison se llenó de gente vestida al último grito de la moda, que por entonces reclamaba abrigos de piel largos, pantalones de terciopelo y sombreros con plumas. Estamos hablando solo de los hombres. La gente era un espectáculo aparte.

Cerca del cuadrilátero, Frank Sinatra llevaba una cámara en sus manos y tomó fotos para la revista Life. Estaban los Kennedy en el edificio, junto con celebridades como Diana Ross y Woody Allen. También se hicieron presentes los astronautas del Apolo 14, que habían alunizado. Todavía lucían las barbas que se dejaron crecer en el espacio.

“Todo el que era alguien estaba allí”, comentó Gene Kilroy, quien administró el dinero de Alí por mucho tiempo. “Si no estabas allí, es porque no eras nadie”.

Algo más que una pelea

Frazier era levemente favorito, 6-5, en una pelea que cautivó al mundo y que se esperaba generase de 20 a 30 millones de dólares, cifras astronómicas para la época.

Se transmitió en vivo por circuito cerrado a 370 sitios, incluido el estadio de béisbol Three Rivers de Pittsburgh, donde la gente soportó temperaturas de menos ocho grados centígrados. Todo para ver una imagen muy mala en una pantalla instalada en el infield. En un anfiteatro de Chicago la policía tuvo que usar chorros de agua para aplacar a unos 1.000 aficionados revoltosos.

Fue algo más que una pelea por el trasfondo político y sociológico. Alí era adorado por muchos y también despreciado por muchos por charlatán, por su negativa a ser reclutado por el ejército y por ser musulmán. Frazier era un obrero del boxeo a quien Alí llamó “Tío Tom” porque decía que los blancos de Estados Unidos lo apoyaban a él.

Vietnam, una guerra inacabable

Diez soldados estadounidenses morían a diario en Vietnam. Al mes siguiente, unas 200.000 personas marcharon pacíficamente hacia el Congreso en Washington para protestar por una guerra que parecía inacabable. Y de vez en cuando estallaban disturbios raciales a lo largo y ancho de un país muy dividido.

“Fue algo que rebasó el boxeo”, comentó Ed Schuyler Jr., periodista de la Associated Press que cubrió la pelea junto al cuadrilátero. “Había una mezcla de religión, patriotismo y, desde ya, racismo. Todo eso incidió”.

La pelea duró 15 intensos rounds. Frazier avanzaba agazapado, tirando sus ganchos de izquierda, y Alí lo recibía con veloces jabs y derechazos. Las piernas de Alí, sin embargo, no eran las de antes y a menudo tuvo que plantarse y fajarse, renunciando a la que había sido su mejor arma, su movilidad, el “toco y me voy”.

Frazier ganó en fallo unánime más que nada porque se negó a perder.

Medio siglo después, su épica batalla del Madison sigue siendo recordada.

Con información de AP

Clásico de clásicos se jugará con público en el estadio Akron

Dejar una comentario

Por favor ingresa tu comentario
Por favor introduce tu nombre aquí
Captcha verification failed!
CAPTCHA user score failed. Please contact us!