Una de las taras constantes del actual Gobierno federal lo es sin duda la falta de transparencia; algo evidente no solo por cuanto desde el discurso de las “mañaneras” se dice, sino por lo mucho que se pretende encubrir con las mismas.
Finalmente, hubo un intento de moderación por parte de Lorenzo Córdova, quien como presidente del INE señaló que dicho espectáculo no era más que campaña política permanente, por lo que conminaba legalmente a que el titular del Ejecutivo se abstuviera de seguir replicando su show en lo que se realizan las elecciones del 2021 para renovar el Congreso de la Unión.
Por desgracia, no fueron las razones del titular del máximo órgano electoral las que retiraron al presidente de su espectáculo sino los cuestionamientos en torno a su hermano incómodo Pío López, a quien favoreció en la adquisición multimillonaria de varios estadios de baseball en medio de una pandemia y crisis de insumos para pacientes con enfermedades crónico-degenerativas y terminales en el sector salud.
Otra de las razones, la de más peso, se vino a presentar el día en el que su Subsecretario de Salud Federal anunciaba que el mandatario se retiraba por estar contagiado de COVID; y fue nada menos que el haber sido exhibido nuevamente como mentiroso a nivel internacional por parte de la Organización Mundial de la Salud, al revelarse que contrario a los 120 mil millones de pesos que presumía haber gastado en vacunas—ordenando que se mantuviera 5 años bajo llave las facturas de las mismas ( igual que hizo como jefe de Gobierno con el Segundo Piso Periférico hace 18 años)—resultó que México es el único país que no había comprado ninguna vacuna, siendo solo pruebas gratuitas de una compañía farmacéutica, y muy contadas, las que alardeaba ante los medios como adquisición para el Sector Salud.
En este caso, la enfermedad si que le vino “como anillo al dedo”, usando sus propias palabras: con las que festejó que se detonara la pandemia en el país, puesto que una vez fuera de escena los cuestionamientos, los reclamos y las críticas quedan a cargo de quienes como patiños tendrán que hacer maromas olímpicas para distraer a la opinión pública; en un país donde las muertes “oficiales” por la pandemia nos ha proyectado con el mayor número de muertos, entre civiles y de personal médico, a nivel mundial.
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