Sin posibilidad de viajar en avión a causa de la pandemia del nuevo coronavirus, Juan Manuel Ballestero decidió cruzar el Atlántico en un velero para reencontrarse con sus ancianos padres en Argentina.
La travesía duró tres meses y estuvo salpicada de aventuras.
El argentino de 47 años arribó la víspera a su ciudad natal de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, a bordo del “Skua”.
El hombre sólo pudo ver por ahora a un hermano que se acercó al puerto, pero no a sus padres, Carlos Ballestero, de 90 años, y Nilda Gómez, de 82.
Antes de encontrarse con sus padres, Manuel debe cumplir una cuarentena de 15 días amarrado en la ciudad portuaria.
Desde que se declaró la cuarentena obligatoria en Argentina el 20 de marzo están suspendidas las operaciones aéreas nacionales e internacionales.
Ballestero tomó 200 euros que tenía ahorrados, cargó el velero con comida y zarpó el 24 de marzo de Porto Santo.
Tenía la seguridad de que la pandemia y el aislamiento por tierra y aire serían prolongados y quería estar con los suyos.
La opción de echarse al mar era la más plausible.
Con información de AP