Unida a México por vínculos históricos como pocos personajes, además de los que la hermanan como especialista apasionada por uno de los capítulos más ennoblecedores de nuestro pasado, Cayetana Álvarez de Toledo vino y habló claro.
La diputada española—historiadora multigalardonada, periodista y demócrata—se tituló en Historia Moderna en Oxford, doctorándose con tesis en un tema muy mexicano y sobre un personaje eminente como el obispo Juan de Palafox, Virrey de Nueva España, siendo su investigación dirigida nada menos que Sir John H. Elliott, el gran historiador hispanista.
Desde entonces ha publicado varias obras sobre esta etapa fascinante como Politics and Reform in Spain and Viceregal Mexico (2004), La crisis de la Monarquía de Felipe IV (2006), Juan de Palafox: Obispo y Virrey (2011) y Políticamente indeseable (2021), obra reciente en donde expone los errores y amenazas del populismo contra la libertad y la democracia, partiendo de la experiencia española que le ha tocado vivir en carne propia.
Y es que el amor y cercanía a nuestro país también le viene por sangre como descendiente del Virrey novohispano Juan Vázquez de Acuña, primer Marqués de Casa Fuerte, quien fue uno de los más grandes funcionarios y reformadores administrativos. Tocó a Vázquez de Acuña lidiar no solo con los amagos de ingleses y franceses que buscaban hacerse de nuestro territorio sino también como pacificador de tribus indígenas que, azuzadas por los ingleses, venían a hacer la guerra a los habitantes de la Nueva España, siendo pacificados por él a través de distintos Tratados de Amistad en lo que hoy es el norte de México y sur de Estados Unidos, hasta su muerte aquí, en 1734, siendo de este personaje de quien Álvarez de Toledo hereda el título nobiliario de XV Marquesa de Casa Fuerte, que ostenta en la actualidad.
Invitada al Festival de las Ideas, como congresista española, sus palabras calaron en los presentes quienes la vitorearon por su crítica a la política del presidente López de “Abrazos, no balazos” que ha desatado muertes, desaparecidos y que el Crimen organizado se adueñara del 40% del país con total impunidad ante el Gobierno que se va.
Dotada de una inteligencia preclara, de la que hizo gala con su presencia, la Marquesa vino a mover consciencias con una pulcritud de ideas y natural aplomo que nos remite—en el Mes de la Mujer—a grandes estadistas como Margaret Thatcher, Mercedes Formica o Juan Donoso.
En un país donde miles de jóvenes son afectados como víctimas o victimarios de la violencia en este sexenio, convirtiéndose en estadística para un Gobierno que los ha abandonado, Álvarez de Toledo vino a inyectarles esperanza, llamándolos a la defensa de la Libertad, la Democracia y contra el populismo a través de la participación ciudadana, como apuesta siempre presente para quienes no abandonan la fe en que—parafraseando su discurso—la Delincuencia puede y debe ser combatida por el bien de todos.
