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En México, casi cuatro de cada 10 trabajadores tienen una jornada laboral de más de cinco días a la semana, según datos de la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación (ENOE) del Inegi. Carmen Castillo, empleada en una salchichonería, trabaja seis días a la semana por ocho horas diarias, lo que suma una jornada de 48 horas a la semana.
Además, millones de personas en distintos sectores laborales también enfrentan largas jornadas de trabajo.
Ante esta situación, se ha presentado al Congreso una iniciativa de reforma para reducir la jornada laboral a cinco días, sin afectar la remuneración de los trabajadores.
La propuesta de reforma busca establecer una jornada laboral de 40 horas a la semana, con dos días de descanso obligatorio.
Sin embargo, existen opiniones divergentes sobre los posibles impactos de esta medida. Germán de la Garza, experto en temas laborales, señala que la reducción de la jornada no debería implicar una disminución del salario, ya que este es un derecho adquirido por los trabajadores.
Por otro lado, Mónica Flores, presidenta de Manpower, considera que la reducción debería implementarse de manera gradual para permitir que las empresas se adapten a los cambios y evitar un impacto negativo en su productividad y costos de operación.
La discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México plantea desafíos y puntos de vista diversos.
Mientras algunos defienden la necesidad de otorgar más días de descanso a los trabajadores, otros enfatizan la importancia de considerar los impactos que esta medida podría tener en la economía y en la operación de las empresas.
En última instancia, la implementación de cualquier cambio en la jornada laboral requerirá un diálogo y una colaboración entre el sector empresarial, los trabajadores y el Gobierno.
