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En este periodo vacacional las organizaciones criminales nos han dejado muestras de la amplitud de su apetito por controlar y cobrar por toda actividad productiva del país.
No hablo de los aguacateros de Michoacán que tienen que coordinarse con Sedena para poder sacar su producto sin ser extorsionados, o del control sobre los puertos para importar los percusores químicos que se necesitan para producir el Fentanilo, tampoco de Matamoros y la pelea por controlar esta ciudad y poder importar armas de asalto y pasar drogas a los Estados Unidos.
Todas estas actividades son “tradicionales de los Cárteles” en México.
Hoy la impunidad con la que se mueven los ha llevado a buscar otras áreas de oportunidad.
Estos grupos, que con un apetito depredador están buscando y consumiendo cualquier espacio o negocio que les genere ganancias, al final lo que les motiva es el lucro y encontrar de donde lo puedan conseguir.
Hoy secuestran migrantes y turistas, comercian con la pesca ilegal, extorsionan transportistas en las carreteras, cobran “piso” en los comercios, controlan gobiernos municipales, matan a quien no quiera colaborar con ellos. Es una realidad que padecemos los mexicanos todos los días.
El abandono de la Seguridad Pública por parte del Estado como política invitando a portarse bien, está claro que no funciona y solo ha empoderado a estos criminales.
Hoy ante el claro fracaso de la estrategia, el gobierno federal trata de recuperar el terreno cedido y en una lógica militar, hace un cambio contundente.
Ante el asesinato de comerciantes en destinos turísticos 7 500 elementos van dar seguridad en las playas este periodo vacacional, no hacen labores de inteligencia para detectar y detener a los grupos que se pelean el control de las zonas turísticas, eso no es importante. El gobierno quiere apantallar a ciudadanos y turistas con militares en equipo de combate paseando por las playas y generar una falsa sensación de seguridad y de que se está haciendo algo. Mismos Soldados y Marinos que la siguiente semana estarán circulando por las carreteras de SLP para inhibir el secuestro de cientos de migrantes o turistas. Son nuestras Fuerzas Armadas (FFAA) haciendo presencia y disuasión con la idea de inhibir las actividades criminales.
La falla en estas acciones es el pensar qué con solo estar presentes en las zonas de alta actividad criminal, van a bajar los delitos. No hay un indicador que avale esta táctica, por que es sólo, una táctica ¡no una estrategia de largo plazo que contenga parámetros de éxito medibles y auditables!
Si solo medimos el éxito por el número de elementos que se comisionan a una zona y la baja de los delitos mientras dure esta presencia militar. ¿Qué pasa cuando se retiren?
¿Hasta cuando vamos a entender que la sola presencia de las FFAA no va a detener a estos grupos altamente motivados por las ganancias económicas que perciben impunemente?