La Inmaculada en Código: Los 7 pecados capitales de la marcha

[responsivevoice_button voice=”Spanish Latin American Female” buttontext=”Escuchar”]

La marcha que organizó el presidente el día de ayer logró su objetivo: demostrar músculo. Haiga sido como haiga sido, como dirían los clásicos, llenó el Zócalo y las calles aledañas. Con la cartera de recursos públicos abierta, el acarreo que ni siquiera se intentó disfrazar, la movilización del Estado y también la gente que genuinamente acudió a apoyar, no hubiera podido tener otro resultado.

Sin embargo, la marcha fue el reflejo de los 7 pecados capitales del presidente.

La soberbia, querer demostrar que está por encima de sus detractores y de quienes no piensan como él. Se ardió con la marcha del 13 de noviembre y quiso demostrar que él seguía siendo el favorito. Su vanidad y arrogancia lo llevaron a movilizarse este domingo.

La avaricia, el mandatario quiere ser el único poseedor de la verdad y la popularidad, no quiere compartir con nadie el foco de atención. Ha logrado socavar a sus funcionarios, a su gabinete y quiere hacer lo mismo con los demás desde la oposición hasta los ciudadanos.

La ira, si el tabasqueño no se hubiera enojado tanto con la manifestación en defensa del INE, no hubiera marchado ayer. El enojo, sin embargo, nunca es bueno, siempre conlleva otros sentimientos como la venganza y el rencor que envenenan el alma.

La envidia, López Obrador tuvo que movilizar a la gente con recursos públicos y de los estados, contratando camiones, dándoles despensas, tamales o tortas. Cuanta envidia le tuvo que haber generado la movilización ciudadana del 13, donde la gente se movió por sus propios medios.

La lujuria, ese deseo desenfrenado por sentirse querido y amado, lleva al presidente a rodearse de la gente que le dice las cosas que él quiere escuchar o realizar manifestaciones como la de ayer.

Finalmente, el presidente pecó de pereza, pues en lugar de trabajar para erradicar los problemas en los que está sumido el país como la violencia y la pobreza, prefiere demostrar que puede ser el candidato eterno que mueve masas. Ese es el camino más fácil y el más perezoso.

Por todo ello, el presidente tiene mucho de que confesarse y arrepentirse.

Dejar una comentario

Por favor ingresa tu comentario
Por favor introduce tu nombre aquí
Captcha verification failed!
CAPTCHA user score failed. Please contact us!