La guerra en Ucrania, la aceleración de la inflación y condiciones financieras más restrictivas, sumadas a la desaceleración de los principales socios comerciales y el descontento social, pueden empeorar las perspectivas de crecimiento para América Latina.
El Fondo Monetario Internacional dijo que para amortiguar el golpe y reducir el riesgo de tensiones sociales, los gobiernos eberían focalizarse en los sectores más pobres y vulnerables y dejar que los precios internos se ajusten a los internacionales.
Tras el repunte de 6,8% del Producto Interno Bruto regional en 2021, el FMI proyecta que la actividad económica caerá a 2,5% en 2022 y se mantendrá en ese mismo nivel el año próximo.
Sin embargo, el impacto de la guerra será desigual: en América del Sur la caída será más pronunciada, de un 2,3% este año y un 2,1% en 2023; mientras que países que exportan materias primas -como Guyana, Surinam y Trinidad y Tobago- se verán favorecidos con un repunte de 20,2% de su PIB en 2022, que caería a 16,4% en 2023.
El FMI prevé que la economía de Brasil se desacelerará 0,8% en 2022 después del crecimiento de 4,6% de 2021, mientras que la de México retrocederá a 2%, tras el avance económico de 4,8% el año anterior.
Los pronósticos del FMI fueron revelados pocos días después que el Banco Mundial bajó sus previsiones de crecimiento para la región un 0,4% debido a la guerra en Ucrania, al 2,3%, y advirtió que los países deberán implementar reformas de fondo si no quieren volver a retroceder a niveles históricamente bajos de crecimiento.
Las proyecciones actuales equivalen a niveles de crecimiento de la década de 2010 y son unas de las más reducidas a nivel mundial.
Con información de AP