Entre monumentos te veas

No cabe duda que uno de los personajes más controvertidos de la Historia de México lo es Antonio López de Santa Anna. En ello coinciden lo mismo investigadores y académicos nacionales y extranjeros que se han dedicado a seguirle los pasos a un personaje tan veleidoso como cambiante y que de algún modo terminó por definir el rumbo político de nuestro país durante sus primeros cuarenta años de vida independiente.

Dada la vida de este personaje de novela y su estigma como bribón y comediante, como alguna vez se refiriera a él el célebre historiador José Fuentes Mares, uno termina topándose con un episodio de su vida—con ecos muy recientes—sucedido nada menos que en el año de 1844:

Para honrar a este caudillo en su apogeo, se dispuso erigir su estatua en la ciudad de México sobre una columna en el mercado de El Volador que se encontraba frente al pórtico y se encargó de la obra Don Salustiano Vega, quedando la fundición a cargo de Don José López, y entrando en ella 50 quintales de cobre, amén del estaño necesario. Corrigiendo algunas imperfecciones que de pronto se notaron en esa fundición de la estatua, inaugurándose ésta el 13 de Junio de 1844, día de días del Dictador a quien representaba, habiéndose adornado el local según el gusto y las pompas de la época, y presidiendo el solemne acto Don Valentín Canalizo, Primer Magistrado interino de la República, quien descorrió el velo azul pálido de seda que cubría la estatua, en el momento oportuno, en compañía del contratista Oropeza, ante un concurso numerosísimo de invitados ente los que se encontraba lo más grande de la sociedad mejicana. La banda de Supremos Poderes tocó en aquel instante una marcha militar, las fuerzas que formaban valla, presentaron armas, la artillería hizo tres salvas y los campanarios de toda la ciudad repicaron estrepitosamente, siendo luego los discursos de rigor, en elogio del General Santa Anna.

Poco tiempo después, los amotinados derribaban aquella estatua famosa, sin dejar rastro de la esbelta columna que la ostentaba, al terminarse el año mismo de su ruidosa inauguración; esto es, de manera similar al derribo de la estatua del actual presidente López, erigida en Atlacomulco, y que inició este 2022 al igual que la de su homónimo de aquél entonces: derribada y mutilada, sin pies ni cabeza, igual que la presente administración federal.

Twitter: @sada_enrique

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