En Estados Unidos, los médicos advierten de otro obstáculo: los dos medicamentos standard que han estado usando para combatir las infecciones probablemente no son eficaces contra la nueva variante ómicron.
Los medicamentos de anticuerpos de Regeneron y Eli Lilly han sido los tratamientos usuales para las fases tempranas del COVID-19, gracias a su capacidad para prevenir síntomas graves y con ello la necesidad de hospitalización.
Sin embargo, ambos productores advirtieron recientemente que las pruebas en laboratorios indican que sus terapias serán mucho menos potentes contra ómicron, que contiene decenas de mutaciones que dificultan para los anticuerpos atacar el virus.
Una tercera droga de anticuerpos, producida por la farmacéutica británica GlaxoSmithKline, parece estar en la mejor posición para combatir ómicron. Pero ese medicamento no es ampliamente disponible en Estados Unidos, representando apenas una pequeña porción de los millones de dosis adquiridas y distribuidas por el gobierno federal.
Estamos limitados ahora a un solo anticuerpo monoclonal autorizado por la FDA
Jonathan Li, director del Harvard/Brigham Virology Specialty Laboratory
Administrados por inyección o infusión, los anticuerpos monoclonales son versiones de laboratorio de proteínas humanas que ayudan al sistema inmunológico a combatir viruses y otras infecciones.
El medicamento de Glaxo, desarrollado junto con Vir Biotechnology, fue formulado especialmente para adjuntarse a una parte del virus que es más improbable que mute, de acuerdo con las compañías.
Estudios iniciales de ómicron simulados en laboratorios muestran resultados prometedores.
Con información de AP
