La variante delta del coronavirus está poniendo a prueba la estrategia de China de aislar ciudades para frenar el grave repunte de casos que atraviesa.
El gobierno del presidente Xi Jinping está luchando contra el brote más grave desde la emergencia del año pasado en Wuhan. Se cerró el acceso a una ciudad de 1.5 millones de personas, se cancelaron vuelos y se ordenaron pruebas masivas en algunas áreas.
Esa estrategia de poner en cuarentena todos los casos y tratar de impedir la llegada de nuevas infecciones del exterior ayudó a contener el brote del año pasado.
Pero el impacto de la estrategia está generando advertencias de que el país necesita aprender a controlar el virus sin cerrar la economía y la sociedad.
Los controles de China se pondrán aprueba cuando atletas y reporteros lleguen a los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, en febrero.
Además, el partido gobernante enfrenta un cambio de liderazgo a fines de 2022, para lo cual se requieren condiciones económicas optimistas.
Las nuevas infecciones han sacudido los mercados financieros mundiales, que temen que la respuesta de Beijing pueda interrumpir las cadenas de fabricación y suministro.
China debe enfrentar la pandemia aumentando las vacunas y tratando rápidamente a las personas infectadas, dijo Xi Chen, economista de salud de la Escuela de Salud Pública de Yale.
