Sam Mikulak estaba furioso. El Covid-19 había alterado totalmente su preparación para la competencia olímpica de gimnasia y, encima de ello, aplazan los juegos de Tokio 2020 hasta el 2021.

El malestar le duró un tiempo y lo hizo analizar todas las formas en que el perfeccionismo de la gimnasia había afectado el resto de su vida.

“Tuve que replantearme todo, aprender a disfrutar de las imperfecciones”, comentó.

“Ahora soy más feliz por ello. Pero fue duro y pasé por momentos feos. La cuarentena fue el único momento en mi vida en el que pude sopesar todo eso”.

En la antesala de los juegos de Tokio, está claro que para algunos de los mejores deportistas del mundo, llegar a la justa representó un desafío más mental que físico.

El aplazamiento por el Covid-19 alteró una planificación de años y la incertidumbre asociada con una pandemia que no se termina nunca no hizo sino aumentar la ansiedad.

El asesinato de George Floyd en Minneapolis a manos de un policía en mayo del 2020, por otro lado, obligó al mundo a confrontar el racismo y se hizo sentir con fuerza entre los deportistas de raza negra.

Los deportistas olímpicos tienen más recursos que nunca en lo que respecta a su salud mental, sobre todo los de las federaciones deportivas más grandes. Y hoy por hoy están más dispuestos a buscar ayuda psicológica.

Con información de AP

Dejar una comentario

Por favor ingresa tu comentario
Por favor introduce tu nombre aquí
Captcha verification failed!
CAPTCHA user score failed. Please contact us!