A lo largo de la historia, uno de los signos inequívocos que acompañan a todas las tiranías habidas y por haber lo es sin duda, para efecto de usos prácticos, el uso y abuso de la Historia.
En este caso el abuso, como manipulación, se presenta de distintas formas por parte de quienes se han hecho del poder por distintos medios: ya sea fingiendo agravios imaginarios como justificación y realce o patentando cínicamente su ambición, empezando por desvirtuar a quienes se vence y se despoja, demonizándolos; o alterando, cuando no destruyendo, documentos y monumentos para desvirtuar los hechos y esconder evidencias que pudieran resurgir, poniendo en tela de juicio el discurso del vencedor.
Ejemplo de lo anterior bien podemos encontrarlo en la invasión de Constantinopla por parte de los mahometanos—con la destrucción absoluta de templos, íconos, bibliotecas y grabados cristianos—al igual que en la otrora Tenochtitlan y sus alrededores cuando los aztecas, guiados por el sanguinario Ahuizotl y su propio Goebbels prehispánico—Tlacaelél—se dedicaron a sangre y piedra a derribar o quemar todos los monumentos, estelas, templos, códices y vestigios de los tepenecas y demás culturas antiguas que les preexistieron, porque contradecían sus propios mitos, en el valle del Anáhuac.
En México por desgracia lo mismo sucede hoy en día y a la vista de todos, dado el constante uso que el presidente López hace de lo más rancio de la “historia oficial”—la misma ficción histórica impuesta por el régimen “revolucionario” desde la SEP como adoctrinamiento, en vez de enseñanza, para engañar y someter a generaciones de mexicanos—y para colmo, de la peor manera posible: ya equiparándose con dudosos “beneméritos” o justificando actos de corrupción y lavado de dinero a cargo de su propio hermano y otros colaboradores, maquillándolos como “aportaciones”; o más aún, a través de su esposa como vocera extraoficial, (la No Primera Dama) recurriendo burdamente a escudarse en la figura de Leona Vicario (heroína de la primer insurgencia); pretextando que ella también remitió dinero “para las causas democráticas”, pero omitiendo que la prócer en cuestión lo hizo de su propio bolsillo: no de fuentes dudosas y muy ajenas, como ha hecho el actual presidente, abusando de su posición pública, desde que era jefe de Gobierno.
Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento de Código Libre.
Que orgullo para Cohuila y para nuestro Mexico tener catedráticos Tan entregados como tú. Recibe un abrazo!!
Mi querido Nacho: Muchas gracias por tu amistad . Eres muy generoso mi hermano!
Extraordinaria columna que revela, de manera puntual, clara y precisa,la autocomplaciente y penosa decadencia del intento de dictadura tropical que intenta imponer un enfermo mental. Mi total reconocimiento y aprecio al gran historiador y periodista.
Luís: mon cher ami! Aqui andamos haciendo lo que debemos, en dado caso. Y desde la misma trinchera. Un abrazo fuerte desde el norte y estrenando comentarios por aqui!
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