De niña, durante el sitio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial, Galina Yakovleva aprendió a luchar contra el miedo y la adversidad. Hoy aprovecha esas enseñanzas para llevarles comida y otros insumos a personas necesitadas confinadas en sus casas por el coronavirus.
Con sus 80 años conduce una camioneta todos los días por la ciudad, hoy San Petersburgo, en una misión caritativa de una sola persona para ayudar a ancianos y familias necesitadas con hijos. Lo viene haciendo desde hace una década y no deja que el virus la detenga.
“No le tengo miedo. Manejo mi camioneta sola”, comentó. “Mi alma no me permite que abandone a mi gente necesitada”.
Creó su Fundación Dobrota (Generosidad) hace unos diez años. Entabló relaciones con tiendas de alimentos, panaderías, granjas e incluso teatros.
Su iniciativa ayuda a más de 500 personas.
La pandemia no ha interrumpido su obra caritativa, aunque tuvo que modificar los horarios en los que recoge los insumos y los reparte. No tiene contacto con la gente que carga su camioneta y a menudo deja las cosas en la puerta de las casas.
Código Libre MX con información de AP