Padres luchan por justicia para sus hijos y los apoyan para superar la violencia

En México, más de 32 mil niñas, niños y adolescentes sufren algún tipo de violencia al año y el 93 por ciento de las víctimas de violencia sexual son niñas, de acuerdo con datos de Reinserta, organización sin fines de lucro, que desde hace tres años comenzó su programa “Sobrevivientes” para brindar atención a menores y familias víctimas de violencia.

En entrevista, Mercedes Llamas, directora de proyectos de la fundación, explicó que el programa apoya a 150 menores de edad sobrevivientes de violencias graves, como abuso sexual, violencia familiar, víctimas de feminicidio, secuestro, homicidio y trata. El modelo consiste en atención psicológica basada en psicotrauma, atención jurídica, psicolegal, atención educativa, médica y atención familiar con lo que han logrado transformar vidas.

Hasta el momento, Reinserta ha logrado que 7 de cada 10 sobrevivientes mejoren su salud mental desde que tienen acompañamiento, que 9 de cada 10 de las y los cuidadores mejoren los vínculos familiares, y más de 50 niñas, niños y sus familias disfruten de experiencias recreativas para convivir, aprender y jugar en espacios libres de violencia.

Cuidador y padre ha luchado por 7 años por darle justicia a su hija

En Reinserta a los niños, niñas o adolescentes sobrevivientes se les asigna los llamados cuidadores, quienes pueden ser el papá o mamá del menor o una persona nueva que esté capacitada en psicotrauma, en caso de que no tengan algún otro familiar, con la finalidad de que los acompañen y transformen la vida de los infantes.

Sin embargo, el camino de los sobrevivientes y los cuidadores que son padres de familia, no ha sido fácil, como el caso de Yahir, papá de una niña que fue abusada sexualmente a los 3 años mientras estaba al cuidado de su madre y que durante 7 años ha peleado contra un sistema de justicia que le ha quedado a deber porque no han podido acceder a la justicia.

“Es muy lamentable porque la niña estaba al cuidado de la mamá y ella permitió estos abusos. Ha sido muy complicado porque tengo un juicio familiar por la guardia y custodia y tengo 2 carpetas de investigación por este delito y pues ha sido complicado”, relató entre sollozos.

Lamentó que durante todos estos años aún no se haga justicia en el caso de su hija y aseguró que nuestro sistema de justicia no está preparado para atender ciertos delitos y que para él también ha sido difícil porque durante este proceso “uno se queda en la calle, sin trabajo, sin amigos, sin nada y lo único que te queda es seguir”.

“Para mí ha sido darme cuenta de que nuestros sistemas no están preparados para atender ciertos delitos. Es muy complicado porque más allá de darle justicia es hablar de legalidad, en este país. Su madre ha encubierto todo este caso, entonces imagínate lo terrible, vivir en un país donde puedes hacer lo que quieras y nadie hace nada”.

No obstante, hace nueve meses llegó a Reinserta con su hija y desde ese momento, aseguró, que sus vidas han cambiado por completo porque estar ahí ha sido como un “apapacho” y un alivio en sus vidas, ya que ambos están recibiendo atención psicológica y atención psicolegal para darle justicia y seguir luchando por su hija.

“Cuando uno llega a Reinserta, te cambia todo. Mi hija y yo llegamos muy mal y ahora no damos crédito, tú ves cómo uno va haciendo comunidad aquí, te das cuenta de que no eres el único que está viviendo este tipo de situaciones y te vas haciendo parte de la familia y eso es muy reconfortante porque los niños empiezan a darse cuenta de que no son los únicos (…) ha sido un súper apoyo, un alivio para mí y para mi hija, cada día me siento mucho mejor y con ganas de seguir luchando y protegiendo a mi hija”.

“Nos hicieron ver que no es normal el maltrato y que debemos valorarnos”

La violencia familiar es otro problema que viven miles de mujeres y niños en el país, tal fue el caso de Jany, cuidadora y madre de dos menores (un niño y una niña), quien llegó a Reinserta por recomendación de su suegra, debido a las agresiones físicas y verbales que los tres recibían por parte de su esposo.

Relató que el padre de sus hijos se refugió en las drogas y el alcohol por el abandono que sufrió por parte de su madre, quien estuvo en prisión por 10 años, y cuando nacieron los niños fue cuando comenzó a golpearlos y maltratarlos.

“Yo llego aquí porque su abuela paterna, mi suegra, ella llevaba en la cárcel 10 años, entonces abandonó prácticamente al papá de mis hijos, dado a este abandono, él se refugia en las drogas, en el alcoholismo, y cuando nacen nuestros hijos nos afecta, porque él comienza a golpearlos, comienza a tratarnos mal, a humillarnos, porque no solo era la violencia hacia ellos, sino también hacia mí”.

Detalló que desde que llegó a Reinserta sus vidas se han transformado, pues sus hijos están recibiendo atención psicológica lo que les ha ayudado a que sean más felices, están aprendiendo a valorarse y que en sus instalaciones se sientan en un lugar seguro.

“Mis hijos se sienten muy bien, ellos están aprendiendo mucho a valorarse porque era algo que no teníamos, no teníamos el valor de amarnos y pues aquí el equipo de Reinserta nos ha enseñado esa parte muy importante y ahorita a ellos los veo felices”.

Mientras que ella recibe atención legal, así como terapia psicológica y psiquiátrica, que le ha permitido “abrir los ojos” y ver que no era normal vivir en un ambiente de violencia y que merece ser valorada y amada.

“Me han ayudado mucho porque yo estaba en la negación, cegada en lo que yo vivía, yo lo veía como algo normal y pues no es algo normal que te traten mal, no es algo normal los golpes, entonces al estar aquí me abrieron los ojos completamente y me están enseñando a sanar las cosas que yo veía normales. Mis terapias me han ayudado mucho a valorarme, a sentirme amada y a vivir con ese amor la vida”.

Un viaje a la playa que cambió las vidas de los cuidadores y sobrevivientes

Además, cada año Reinserta organiza viajes a la playa, con la finalidad de que los niños disfruten de nuevas experiencias en un ambiente sano para que vivan una infancia lo más normal posible, pero que a su vez, también ha permitido que los cuidadores de estos menores, sanen sus propias heridas.

Por su parte, Jany detalló que la experiencia del viaje que realizaron a la playa en junio pasado, fue “maravillosa” y completamente nueva, debido a que nunca habían viajado en avión y porque no había tenido la oportunidad de llevar de nuevo a sus hijos a ver el mar.

Detalló que al llegar a la playa el recibimiento de todos los demás cuidadores y de los miembros de Reinserta, fue como un “apapacho al alma” y consideró que en ese viaje, los tres rompieron con un ciclo violento que vivieron y les ayudó a desprenderse de toda esa carga que tuvieron durante años y regresaron con más ganas de vivir.

“Rompimos un ciclo que veníamos arrastrando y para abrirnos a nuevos horizontes, así como toda la carga que llevamos durante todos estos años. Ya estábamos aquí con un proceso psicológico, pero fuimos a desprendernos de lo que nos faltaba y no nos dejaba avanzar y ahorita. Regresamos con muchas expectativas de nuestro entorno, regresamos con más ganas de vivir, muy contentos, felices”.

Mientras que Yahir confesó que entre los juicios y abogados, no había tenido la oportunidad de viajar con su hija, por lo que ir a la playa gracias a Reinserta, lo consideró como un alivió pues a su pequeña “hace mucho que no había escuchado decir ‘estoy feliz’, era muy raro que ella dijera eso, entonces nos ayudó mucho”.

En su caso, enfatizó que no se había dado cuenta de lo mal que estaba después de siete años de peleas y juicios, hasta que llegó a la playa y sales de ese ambiente, pues se dio cuenta de que no estaba solo y que sintió que entre los cuidadores encontró esa familia que necesitaba y le sirvió “a darle un respiro al alma para poder continuar”.

“Este viaje creo que a los niños les fue bien, yo no había visto tanta felicidad, también te das cuenta de que sí, los niños estaban mal, pero tenían momentos de mucha felicidad y que los cuidadores sí estábamos mal, pero seguíamos mal, veníamos cargando todo ese malestar”.

Patrocinadores apoyan a niños y adolescentes sobrevivientes

Toda esta ayuda ha sido posible gracias al financiamiento de grandes patrocinadores, pues empezó a crecer con el apoyo económico de USAID del gobierno de Estados Unidos que les permitió afianzar todos sus modelos, así como la ayuda del gobierno de Canadá.

Sin embargo, Mercedes Llamas destacó el financiamiento que Fibra UNO (empresa de fideicomiso de inversión para bienes raíces) ha brindado a Reinserta “desde el día uno” de haber iniciado el programa de “Sobrevivientes” hace casi tres años, debido a que la empresa les ayudó a consolidar y a empezar dicho programa.

Además, indicó que anteriormente se ubicaban en “una casita muy pequeña” y el espacio ya no era suficiente para dar atención a los niños y jóvenes, pero Fibra UNO también los apoyó brindarles unas instalaciones que se encuentran en Insurgentes Sur, en la Ciudad de México, donde ayudan semanalmente a 200 personas, y les ayudan con gran parte de la renta del lugar.

Marcianito “Antenas”, programa que reduce revictimización de niños sobrevivientes

Mercedes Llamas explicó que Antenas es un programa que consiste en un software que simula un marcianito con el que los niños, niñas o adolescentes que son víctimas de alguna violencia grave, pueden platicar lo que sucedió y que esto funcione como medida probatoria ante tribunales con el propósito de reducir la revictimización de los sobrevivientes y que no tenga que volver a ir al Ministerio Público para decir otra vez todo lo que le pasó.

“Esto reduce la revictimización, es muy diferente a que una psicóloga, un abogado o un Ministerio Público le diga: ‘Cuéntame lo que te pasó’ y ‘cómo fue’ y de ‘qué tamaño era’ y etc. y hacen una serie de preguntas, que les puede sonar fuerte, pero que son ciertas y que son sumamente revictimizantes”.

Es por esa razón que Fibra Uno financió este programa e instalarán a Antenas en Reinserta para que los menores que enfrenta un proceso legal, llegue a sus instalaciones y en lugar de que los abogados o jueces los revictimicen, el marcianito les va a preguntar y podrán hablar libremente con él.

“Lo que queremos es que los jueces, los Ministerios Públicos, se trasladen a Reinserta y aquí ellos estén tras una pared escuchando todo el testimonio de la niña, el niño o el adolescente y es ahí donde se recojan toda la información, que se platique sólo una vez y no se revictimice al niño, a la niña, o el adolescente”.

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