La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos ha iniciado investigaciones en respuesta a acusaciones de un exingeniero de Boeing sobre la posible insuficiencia en la estructura del fuselaje del 787 Dreamliner, que podría resultar en una ruptura durante el vuelo.
Estas acusaciones, presentadas por Sam Salehpour, señalan modificaciones en el proceso de ensamblaje de partes del fuselaje que, según él, comprometen la integridad y seguridad del avión. Documentos enviados por Salehpour a la FAA, y revisados por The New York Times, sustentan sus afirmaciones.
Boeing, por su parte, enfrenta esta nueva controversia en medio de una crisis prolongada marcada por problemas previos con la seguridad de su modelo 737 MAX. La empresa ha refutado las afirmaciones sobre los cambios en el proceso de producción afectando la seguridad del 787 Dreamliner.
Este escándalo surge tras el reciente suicidio de John Barnett, otro ex empleado que había denunciado prácticas cuestionables en la fabricación del 787. Además, la FAA continúa investigaciones relacionadas con el modelo 737 MAX, mientras Boeing reporta la entrega de varios aviones comerciales y militares en el primer trimestre del año, incluyendo unidades del modelo en cuestión.
