En el estado de Bolívar, Venezuela, se reportó el colapso de una mina operada de manera ilegal, resultando en la muerte de al menos 15 personas y dejando 11 heridos, según lo confirmado por Ángel Marcano, gobernador de la región.
Este incidente tuvo lugar en una ubicación remota, complicando tanto el reporte de víctimas como las labores de rescate, que continúan con el apoyo de la fuerza armada.
La dificultad de acceso a la mina, que requiere de horas de viaje en pequeñas embarcaciones, ha obstaculizado significativamente el rescate de los afectados.
La comunidad cercana a la mina, La Paragua, se ha convertido en un punto de concentración para los familiares de las víctimas que exigen una respuesta rápida de las autoridades, incluido el envío de aeronaves para el rescate.
Además, la colaboración de pescadores locales y la instalación de carpas con especialistas en medicina forense han sido cruciales en las operaciones de socorro.
Entre los testimonios de los sobrevivientes, se destaca el de Carlos Marcano, un minero de 71 años, quien describió la tragedia como una escena de horror.
La falta de infraestructura adecuada y las largas distancias dificultan aún más la situación, aumentando la preocupación por la recuperación de los cuerpos y la asistencia a los heridos en esta zona de difícil acceso y condiciones adversas.
