Brasil asumió el miércoles la presidencia del G20, destacando la necesidad de reformar la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras entidades multilaterales debido a su actual ineficacia para prevenir conflictos globales.
En una reunión del G20 en Río de Janeiro, el ministro de Asuntos Exteriores brasileño, Mauro Vieira, expresó su preocupación ante la parálisis del Consejo de Seguridad de la ONU frente a conflictos en curso, como los de Ucrania y la Franja de Gaza, resaltando la insuficiencia de las instituciones multilaterales para enfrentar los retos contemporáneos.
La agenda de la reunión incluye temas críticos como la pobreza, el cambio climático y las crecientes tensiones globales, con miras a preparar las discusiones para la cumbre de noviembre en Río.
Por su parte, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva propuso reformas en la gobernanza global, incluyendo la expansión del Consejo de Seguridad de la ONU para incluir más países en desarrollo y la eliminación del derecho de veto.
Esta propuesta busca una mayor equidad y representación en las decisiones globales. Sin embargo, la posibilidad de realizar estas reformas enfrenta escepticismo debido a la resistencia histórica de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
