Durante su intervención posterior al rezo del Ángelus, el papa Francisco reiteró su postura contra los conflictos armados, enfatizando el agotamiento y el cansancio que sufren las poblaciones en zonas de guerra, describiéndolas como situaciones inútiles que no ofrecen soluciones.
Mencionó específicamente la prolongada crisis en Sudán, que lleva diez meses en conflicto, generando una severa crisis humanitaria, y llamó a las partes en conflicto a cesar las hostilidades por el bienestar del país y su futuro. Asimismo, el Papa expresó su preocupación por la violencia en Cabo Delgado, Mozambique, donde recientemente se atacó una misión católica, subrayando la importancia de buscar caminos hacia la paz en esta y otras regiones afectadas por conflictos en África y alrededor del mundo.
El líder de la Iglesia Católica instó a la oración continua por la paz, subrayando la eficacia de la oración en la búsqueda de soluciones pacíficas y la necesidad de un compromiso hacia la paz en los corazones y mentes de las personas. Destacó que la guerra representa siempre una derrota, resaltando sus efectos destructivos y su incapacidad para resolver disputas de manera efectiva.
