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Un sismo de magnitud 7.6 sacudió el centro de Japón el día de Año Nuevo, recordando a los ciudadanos el devastador tsunami de 2011.
Aunque no se produjeron tsunamis de la magnitud pronosticada, las alertas y las réplicas subsecuentes generaron una atmósfera de temor y precaución.
Hasta el miércoles, se confirmaron 64 fallecimientos en la península Noto, ubicada al noroeste de Tokio. Los equipos de rescate luchan contra el tiempo para encontrar sobrevivientes, mientras se pronostican fuertes lluvias que podrían ocasionar más daños.
Los efectos del sismo fueron devastadores, con numerosas casas destruidas y daños significativos en Suzu, una de las áreas más afectadas.
La población local vive momentos de angustia y desesperación, como evidenció un hombre que presenció el rescate del cuerpo de su esposa.
El sismo interrumpió las festividades de Año Nuevo, un día sagrado para los japoneses, llevando a las autoridades a instar a la población a buscar refugio en áreas seguras.
Miles de personas se refugiaron en escuelas y edificios públicos, y muchos se enfrentan a la dificultad de obtener agua potable y otras necesidades básicas.
El primer ministro Fumio Kishida y otros funcionarios han advertido contra la difusión de información falsa en línea, tras la circulación de videos engañosos relacionados con el sismo.
El 2024, el año del dragón según la astrología asiática, que simboliza la buena suerte y la prosperidad, comenzó con un gran desafío para Japón, incluido un accidente aéreo en Tokio que involucró a un avión de Japan Airlines y otro de la guardia costera.
Con información de AP
