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En un giro inesperado en la política de Nuevo León, Luis Enrique Orozco Suárez, quien había sido nombrado gobernador interino del estado, anunció su decisión de renunciar al cargo para permitir el regreso de Samuel García Sepúlveda.
Orozco Suárez dijo tomó esta decisión en un intento por asegurar la paz y la gobernabilidad en la región, a pesar de haber sido avalado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Durante su breve gestión, Orozco Suárez señaló la falta de recursos y servicios básicos en varios municipios, destacando deficiencias en áreas esenciales como la salud y la alimentación.
Por otro lado, Arturo Salinas, presidente del Tribunal Superior de Justicia, enfatizó la necesidad de superar la crisis de gobernabilidad y de centrarse en abordar problemas clave como la seguridad, la movilidad y el medio ambiente.
La reunión entre los tres poderes del estado se describió como fructífera, con un llamado a centrarse en los desafíos que enfrenta la sociedad de Nuevo León.
Mientras tanto, Samuel García Sepúlveda, quien había solicitado licencia para una posible candidatura presidencial, reafirmó su posición como gobernador constitucional del estado, tras sostener una reunión con el embajador de Reino Unido.
