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Las condiciones en Acapulco tras el paso del huracán “Otis” han llevado a una creciente preocupación por la salud pública.
La falta de suministros básicos, como agua potable, ha llevado a los residentes a consumir agua de fuentes potencialmente contaminadas, aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera.
Además, el estancamiento de agua y basura ha creado criaderos de mosquitos, intensificando los casos de dengue.
Reforma informó que las autoridades de salud advierten sobre el aumento de infecciones respiratorias agudas debido a la acumulación de agua y la temporada invernal.
También se esperan más casos de enfermedades diarreicas agudas debido al consumo de agua contaminada con materia fecal. Se ha señalado un aumento probable de la leptospirosis, infecciones en piel, conjuntivitis y hepatitis tipo A.
Además de los problemas físicos, se han destacado las preocupaciones por la salud mental de la población, que enfrenta pérdidas significativas y crisis emocionales.
En cuanto a la gestión de desechos, las calles están inundadas de basura y los servicios municipales están abrumados.
Los residentes se enfrentan a problemas graves de salud debido al hedor y la acumulación de desechos, y los recursos médicos son escasos debido a la destrucción de infraestructuras.
La falta de suministros básicos, las condiciones insalubres y la exposición a enfermedades representan un riesgo significativo para la salud de la población en Acapulco en medio de esta crisis post-huracán.
