En medio de una semana traumática para los residentes de Maine, las campanas de la iglesia repicaron mientras las comunidades se reunían para misas tanto solemnes como esperanzadoras después del peor tiroteo masivo en la historia del estado.
El reverendo Daniel Greenleaf dirigió la misa en la Basílica de San Pedro y San Pablo en Lewiston, comenzando con un minuto de silencio.
Greenleaf reconoció la necesidad de la comunidad de orar juntos después de días de confinamiento debido a la búsqueda del agresor, Robert Card, cuyo cuerpo fue encontrado en un centro de reciclaje.
Durante el servicio, varias mujeres llevaron velos negros mientras se recaudaban fondos para las víctimas y afectados por “los horribles incidentes en nuestro pequeño pueblo”.
En la Iglesia Bautista Lisbon Falls, el reverendo Brian Ganong oró por las víctimas, sus familias y amigos, así como por los rescatistas y trabajadores médicos.
Ganong instó a la comunidad a encontrar consuelo en un poder superior, reconociendo el impacto profundo que ha tenido este evento en la sensación de paz y seguridad de la comunidad.
Después del servicio, los residentes expresaron su esperanza de que la comunidad pueda sanar y seguir adelante, a pesar del dolor y la conmoción causados por el trágico suceso.
Con información de AP
