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Nueva York experimentó uno de sus días más lluviosos en décadas, con fuertes precipitaciones que tuvieron un impacto significativo en la infraestructura y las operaciones diarias de la ciudad.
Se espera que las precipitaciones continúen en los próximos días, por lo que las autoridades han instado a la ciudadanía a tomar precauciones.
Líneas del metro y trenes de pasajeros quedaron paralizadas, muchos conductores quedaron atrapados en carreteras inundadas y una terminal del aeropuerto LaGuardia tuvo que ser cerrada debido a las condiciones del clima.
Según registros meteorológicos, partes de Brooklyn recibieron casi 18 centímetros (7 pulgadas) de lluvia y en ciertas áreas se reportaron hasta 6 centímetros (2,5 pulgadas) en tan solo una hora.
Estos niveles de precipitación superaron récords establecidos desde el huracán Donna en 1960, con el aeropuerto John F. Kennedy registrando cerca de 20 centímetros (8 pulgadas) de lluvia.
A pesar de las difíciles condiciones, hasta el momento no se han reportado fallecimientos ni lesiones graves, lo que habla de la preparación y resiliencia de la ciudad y sus habitantes.
Sin embargo, este aguacero trae a la memoria eventos anteriores, como el huracán Ida de hace dos años, que también causó inundaciones récord y tuvo consecuencias trágicas en la región.
Con información de AP
