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Autoridades de Irán impidieron este sábado que la familia de Mahsa Amini conmemorará el primer aniversario luctuoso de la joven de 22 años, quien murió en custodia de la policía de la moral tras ser arrestada por presuntamente no llevar bien puesto el velo.
Este 16 de septiembre, iraníes salieron nuevamente a las calles para protestar por la muerte de Amini a un año de su detención y fallecimiento, lo que provocó que el gobierno desplegará a sus elementos de seguridad para reprimir las manifestaciones.
Cabe recordar que tras su arresto, Mahsa quedó en coma tras ser golpeada brutalmente y días después perdió la vida, lo que derivó en una serie de protestas masivas contra el régimen iraní que se extendieron por todo el país. Las mujeres fueron las protagonistas de la lucha, quienes quemaron sus velos y se cortaron el cabello en protesta por lo ocurrido.
Según reportes de la agencia EFE, durante las manifestaciones de este sábado fue detenido el padre de Mahsa Amini, Amjad Amini, luego de que las fuerzas de seguridad le impidieran visitar la tumba de su hija.
“Amjad Amini está bajo arresto domiciliario”, informó la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo, que detalló que la casa de la familia de la joven “se encuentra rodeada de fuerzas militares” en la ciudad de Saqez, en el Kurdistán iraní, para evitar que salgan de su vivienda y lleven a cabo una ceremonia religiosa en su honor.
Por su parte, la agencia oficial iraní, IRNA, negó la detención de Amjad Amini y afirmó que las noticias sobre su arresto tienen como objetivo “incitar a la población a protestar”. No obstante, la policía ha impuesto fuertes restricciones para el acceso al cementerio Aichi, donde está enterrada Amini.
El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, se reunió con familiares de miembros de las fuerzas de seguridad que murieron en las protestas al día siguiente de la muerte de la joven.
De acuerdo con datos de IRNA, la represión que se vivió el año pasado por parte de grupos y ciudadanos que piden el fin de la República Islámica dejó un saldo de 500 muertos, miles de detenidos y la ejecución de siete manifestantes, uno de ellos en un acto público.
Asimismo, en el aniversario de la muerte de Amini, las autoridades iraníes desplegaron fuertes medidas de seguridad en las calles de Teherán y otras ciudades, entre ellos efectivos antidisturbios motorizados para evitar nuevas protestas.
