El 13 de agosto, en una ceremonia simbólica, la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, y Marcelo Ebrard, exsecretario de Relaciones Exteriores de México, inauguraron la instalación de un fragmento del muro de Berlín cerca del muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
El tramo de tres toneladas se encuentra en Tijuana, entre una plaza de toros y un faro, extendiéndose hasta el océano Pacífico.
La alcaldesa Caballero, quien se mudó a Tijuana a la edad de dos años escapando de la pobreza en Oaxaca, destacó el significado del fragmento histórico con un mensaje inscrito:
Un mundo sin muros
Para ella y los dos millones de residentes de Tijuana, el muro fronterizo es tanto un asunto personal como político.
Desde junio pasado, Caballero vive en un cuartel militar, siguiendo las recomendaciones de las agencias de inteligencia estadounidenses y el gobierno federal mexicano debido a amenazas creíbles en su contra.
No obstante, la alcaldesa mantiene relaciones cercanas con funcionarios estadounidenses, incluido el embajador Ken Salazar, y ha seguido sus recomendaciones en asuntos fronterizos.
Sandra Flores, una turista de Mazatlán, y Lydia Vanasse, quien trabaja en San Diego y vive en Tijuana, compartieron sus reflexiones sobre la instalación, destacando el poder simbólico del fragmento del muro de Berlín en el contexto fronterizo.
“El muro representa la desunión de las familias, la división y la violencia”, dijo Caballero, añadiendo que cualquier fracaso en la frontera es una responsabilidad compartida entre las naciones.
El fragmento del muro fue facilitado por Marcos Cline, un productor de Los Ángeles, encontrando en la alcaldesa una aliada para su colocación.
