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Chilpancingo, la capital de Guerrero, sigue envuelta en temor y angustia después de los ataques que sufrieron los taxistas el pasado sábado.
Las calles lucían semivacías, ya que los habitantes decidieron imponer un toque de queda autoimpuesto, suspendiendo el servicio de transporte público y cerrando los comercios por precaución.
Los asesinatos de cinco conductores y la quema de múltiples unidades con bombas molotov han dejado una fuerte huella en la ciudadanía, generando un ambiente de miedo y desolación.
La Secretaría General de Gobierno de Guerrero informó que el servicio de transporte público se reestablece gradualmente en la capital, tanto a nivel local como foráneo. Sin embargo, la situación aún es tensa.
El mercado central, que normalmente rebosa de vendedores y compradores los domingos, se encontraba prácticamente vacío.
La hija de uno de los taxistas fallecidos expresó su indignación en redes sociales, culpando a la alcaldesa Norma Otilia Hernández por la falta de seguridad y exigiendo justicia para su padre.
Aunque las autoridades implementaron un operativo especial para garantizar la seguridad de los ciudadanos, el pánico y la incertidumbre persisten.
Como ocurre en estos casos, la Coordinación para la Construcción de Paz en Guerrero aseguró que seguirán trabajando para restaurar la tranquilidad y brindar protección a la comunidad.
