La muerte de un niño en cumpleaños desata la furia en Argentina

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La ciudad de Rosario, en Argentina, se ve sumida en una ola de violencia del narcotráfico que ha llevado a los residentes a tomar medidas extremas.

El asesinato del joven Máximo Jerez, de solo 11 años, ha sido la gota que ha colmado el vaso. El domingo por la mañana, mientras asistía a una fiesta de cumpleaños, Máximo fue asesinado por al menos un hombre armado. Otros tres niños resultaron heridos en el ataque, uno de ellos de solo dos años.

La policía detuvo al sospechoso del asesinato el lunes, pero los vecinos no estaban dispuestos a dejarlo escapar con impunidad.

Se desata la furia vecinal

Horas después del entierro de Máximo, los residentes del barrio norteño de Rosario, donde vivía el sospechoso, saquearon y destruyeron su casa.

Los medios locales capturaron imágenes de personas prendiendo fuego y arrojando piedras a la vivienda del sospechoso, quien en un momento apareció con un arma y pareció dispararla. La policía logró detener al sospechoso y evitar que la turba le atacara. Pero, una vez que el sospechoso había sido trasladado, los vecinos destruyeron su casa y se llevaron sus pertenencias.

Rosario vive en un clima de violencia por el narcotráfico

El suceso no es aislado en la ciudad de Rosario, donde los asesinatos relacionados con las drogas se han vuelto habituales.

El fiscal encargado del caso, Adrián Spelta, ha señalado que el tiroteo mortal estaba relacionado con una lucha por el territorio entre pandillas rivales. Pero, lo que parece haber llevado a los vecinos a tomar la justicia en sus propias manos es la frecuencia y brutalidad de estos actos criminales en su barrio.

La situación en Rosario llama la atención internacional tras el reciente ataque a la propiedad de los suegros de Lionel Messi, el astro del fútbol argentino. Hombres armados amenazaron a Messi por escrito y dispararon en el supermercado propiedad de su familia.

Afortunadamente, nadie resultó herido en ese incidente. Pero, la ciudadanía de Rosario ha visto en este hecho un recordatorio de que la violencia del narcotráfico no distingue entre celebridades y ciudadanos comunes.

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