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El paisaje en los prestigiosos viñedos de Burdeos luce como siempre, pero este año es distinto en una de las regiones vitícolas más célebres de Francia y en otras partes de Europa.
La cosecha que antes comenzaba a mediados de septiembre ha tenido que adelantarse debido a una sequía grave que azota a Europa y otras partes del mundo.
Las olas de calor y los incendios forestales produjeron uvas excelentes, aunque con menores rendimientos, pero lograr semejante vendimia se tuvo que efectuar cambios creativos en las técnicas de cultivo, como podar las viñas de distinta manera y regarlas en lugares donde generalmente el riego está prohibido.
Además los viñateros de toda Europa que han conocido los efectos del calentamiento global se preguntan con preocupación qué vendrá más adelante.
Los viticultores ajustaron sus prácticas en medio de una serie de olas de calor combinadas con escasez de lluvia que afectó la mayor parte de Europa.
En la región de Burdeos, en el suroeste de Francia, los incendios destruyeron grandes franjas de los bosques de pinos. No llovió desde fines de junio hasta mediados de agosto.
Con información de AP
