“Sin importar el tiempo que tome, sin importar donde se escondan, si eres una amenaza para Estados unidos te encontraremos y acabaremos contigo”. Son palabras de Joe Biden, en su mensaje tras anunciar la muerte de al Zawahri.
Un proyectil R9X Aka Secret Killer lanzado desde un dron MQ-9 Reaper, acabó con la vida del Imán más buscado por los Estados Unidos, responsable también de los atentados del 9-11, el ataque al USS Cole y a bases norteamericanas, era un objetivo terrorista prioritario de la CIA y otras agencias de seguridad de E.U.
La “Ley Patriota” del 2001 fue la respuesta ante el ataque terrorista del 9-11, con ella se expanden las capacidades para buscar amenazas terroristas. Su apartado 218 permite a las agencias de seguridad, recolectar información importante de otras naciones, incrementa las capacidades y personal de la Patrulla Fronteriza, aduanas e inmigración. Otro apartado amplia lo que se considera como acciones terroristas y el apoyo a estas. Esta ley permite a las agencias de seguridad actuar bajo la sospecha de actividades terroristas y mover los aparatos de vigilancia y activos militares contra los sospechosos, la ley permite atacarlos y liquidarlos con la sola sospecha de sus actividades terroristas.
El arma preferida para estos ataques son los drones MQ-9 Reaper y sus misiles el arma de elección. Usar drones hace que la perdida de vidas americanas se reduzca a cero y resulta una opción quirúrgica en la mayoría de los casos limitando daños colaterales. En este caso se usó un nuevo y muy novedoso proyectil que antes de alcanzar su objetivo despliega unas palas que al impactar giran destrozando al blanco sin dañar a otras personas o infraestructura.
Estados Unidos persigue implacablemente a las personas u organizaciones que buscan bajo esta óptica hacer daño a su país o ciudadanos. El presidente Biden fue muy claro con su mensaje esta semana, “si eres un objetivo para nosotros te vamos a encontrar y te vamos a destruir”.
A Rafael Caro Quintero lo capturo una unidad especial de Marina que ha colaborado muy estrechamente con los organismos de justicia y las fuerzas especiales norteamericanas. La información que estas agencias proporcionaron fue clave para lograr su ubicación y captura. Caro Quintero es un objetivo prioritario para los Estados Unidos.
Diversas voces en el Congreso norteamericano y varios gobernadores claman que los cárteles mexicanos sean catalogados como grupos terroristas y sean perseguidos por los Estados Unidos bajo esta perspectiva. El catalogar a los grupos criminales como terroristas obliga a las agencias de seguridad de nuestros vecinos a perseguirlos fuera de su territorio y destruirlos.
El presidente Trump contempló en su momento atacar con misiles a estos grupos dentro de nuestro país, afortunadamente se le convenció de no hacerlo por las implicaciones a la relación bilateral entre ambos países y la violación a nuestra soberanía.
México y Estados Unidos deben continuar estrechando la comunicación y el intercambio de información e inteligencia para combatir las amenazas criminales en ambos lados de la frontera. Es una cooperación solida y muy añeja que no se debe descuidar por ambas partes, la reciente captura de Caro Quintero es una prueba de ello. El pensar en ataques contra objetivos criminales o terroristas unilateralmente no puede estar en discusión.