En riesgo suministro de alimentos en Europa, África y Asia

AP

La guerra en Ucrania también amenaza el suministro de comida y los medios de vida de personas en Europa, África y Asia que dependen de los fértiles campos en la región del Mar Negro, conocida como el “granero del mundo”.

Los agricultores ucranianos se han visto obligados a dejar de atender sus campos mientras millones de personas huyen, combaten o tratan de mantenerse con vida en el país. Los puertos han cerrado y no envían trigo y otros alimentos básicos a todo el mundo para producir pan, tallarines y pienso para animales. Y se teme que Rusia, otra potencia agrícola, pueda ver trastocadas sus exportaciones de grano por las sanciones occidentales.

Entre las dos, Rusia y Ucrania producen casi un tercio de las exportaciones de trigo y cebada del mundo. Ucrania también es un importante proveedor de maíz y líder global en aceite de girasol, que se utiliza para producir alimentos. La guerra podría reducir los suministros de alimentos justo cuando los precios estaban en sus niveles más altos desde 2011.

Aunque aún no ha habido interrupciones globales en los suministros de trigo, los precios han subido un 55% desde la semana antes de la invasión, entre temores sobre qué puede ocurrir a continuación. Si la guerra continúa, los países que dependen de las fiables exportaciones de trigo de Ucrania podrían sufrir desabastecimiento a partir de julio, indicó a The Associated Press Arnaud Petit, director del Consejo Internacional de Cereales.

Un conflicto prolongado tendría un gran impacto a unos 2.400 kilómetros de distancia (1.500 millas), en Egipto, el mayor importador de trigo del mundo. En torno a un tercio de la población vive en la pobreza y millones de personas dependen para sobrevivir del pan subvencionado hecho a partir de grano ucraniano.

Ahora que se está llamando a las armas a los hombres en Ucrania, señaló, “¿quién va a ocuparse de la cosecha? ¿quién va a ocuparse del transporte?”.
Los países africanos importaron productos agrícolas rusos por valor de 4.000 millones de dólares en 2020, de lo que el 90% era trigo, indicó Wandile Sihlobo, economista jefe de la Cámara de Comercio Agrícola de Sudáfrica.

Los efectos en el suministro podrían sentirse hasta Indonesia, donde se utiliza trigo para fabricar fideos instantáneos, pan, alimentos fritos y aperitivos.

Ucrania fue el segundo mayor proveedor de trigo de Indonesia el año pasado, con un 26% del trigo consumido. Un aumento en los precios de los fideos golpearía a las personas de bajos ingresos, señaló Kasan Muhri, que dirige la división de investigación del Ministerio de Comercio.

Ucrania y Rusia también venden entre las dos el 75% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol, que supone el 10% de los aceites de cocina, según IHS Markit.
Raad Hebsi, mayorista en Bagdad, dijo que al igual que otros iraquíes, se estaba haciendo a la idea de pagar más por el aceite de cocina.

“Una vez se vendan los artículos en almacenes, veremos un aumento en los precios de estos artículos”, dijo. “Probablemente compraremos alternativas de Turquía, y Turquía sin duda se aprovechará de la situación en Ucrania y subirá sus precios”.

Los agricultores en Estados Unidos, el primer exportador mundial de maíz e importante proveedor de trigo, siguen el mercado para ver si suben las exportaciones estadounidenses. En la Unión Europea, los ganaderos temen que suba el precio del pienso.

Ucrania vende a la UE algo menos del 60% de su maíz y casi la mitad de un elemento clave en el grano para alimentar al ganado. Rusia, que proporciona a Rusia el 40% de sus necesidades de gas natural, es también un importante proveedor de fertilizante, trigo y otros productos básicos.

España ha acusado el golpe en el aceite de girasol, que los supermercados están racionando, y en los granos para la importante industria cárnica. Ese gran importado se utiliza para alimentar a unos 55 millones de cerdos.

En los dos primeros días de ataque ruso a Ucrania, el precio del grano para pienso animal subió un 10% en el mercado abierto en España.

La incertidumbre y los altos precios, señaló Bernis, son otro coste de “librar una guerra en el siglo XXI”.

Con información de AP

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