La vida ha vuelto en gran parte a la normalidad en esta ciudad de 11 millones de habitantes, incluso cuando el resto del mundo lucha por frenar la propagación de variantes más contagiosas del virus.
En algunos lugares, las campañas de vacunación contra el Covid-19 se han visto frustrados por el caos y los suministros limitados. La pandemia se ha cobrado la vida de más de dos millones de personas en todo el mundo.
El tráfico era fluido en Wuhan, donde no quedaba rastro de las barreras que hace un año aislaban vecindarios, impedían moverse por la ciudad y confinaban a los residentes en sus complejos residenciales e incluso en sus casas.
Wuhan ha sido elogiada por su sacrificio al servicio de la nación, convirtiéndose en una suerte de Stalingrado en la guerra de China contra el virus, conmemorada en libros, documentales, programas de televisión y en floridos panegíricos de funcionarios, incluyendo el presidente y líder del Partido Comunista, Xi Jinping.
“Creemos que Wuhan es una ciudad heroica. Después de todo, paralizó su economía para ayudar a China a lidiar con la pandemia. Este es un acto noble”, señaló Chen Jiali, un residente de 24 años que trabaja en una empresa de comercio online.
Con información de AP
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