Todo indica que la verificación vehicular se endurecerá cada vez más, lo que impactará la economía de la mayoría de la población de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Si bien se enfatiza que la finalidad es contrarrestar la mala calidad del aire en la región, de acuerdo con los últimos datos públicos del Inventario de Emisiones de la CDMX, los vehículos nuevos aportan entre 0.8% y el 2.7% del volumen total de las emisiones contaminantes asociadas a la declaración de contingencias ambientales. En tanto, los autos con engomado 1 y 2 pueden generar hasta un 24% de ese volumen y los camiones de carga y transporte público obsoleto llegan a generar hasta el 40% del total. No obstante, éstos últimos no han tenido ajuste alguno en los criterios de circulación o de obtención de su holograma. Por ello, es cuestionable la forma de atender la problemática por arte de las autoridades.
Asimismo, hay que recordar que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum reconoció en abril de este año que aún con el confinamiento de la población y la importante reducción en la circulación de vehículos, han habido días en los que el índice de contaminación atmosférica es alto, es decir se registra mala calidad del aire.
Ella explicó que causa de ello son los incendios agropecuarios, por lo que señaló que se estudiaría de mejor manera el impacto real que tienen los vehículos en la contaminación, ya que debido a la emergencia sanitaria, se ha podido constatar la existencia de otras fuentes contaminantes, que representan un porcentaje mayor al que se pensaba.
Dicho lo anterior, vale la pena considerar que, de continuar endureciendo estas medidas, los consumidores tendrán menos incentivos para renovar sus vehículos, lo cual generará que con el paso del tiempo tengamos un parque vehicular obsoleto y por supuesto, mucho más contaminante, teniendo consecuencias en la salud de la población.
