Cuando los expertos sanitarios informan a los italianos en conferencias televisadas sobre el brote del coronavirus en el país, entre las figuras informativas solo participa una mujer: la intérprete de lengua de señas.
Tampoco hay ninguna mujer en la comisión de 20 miembros nombrada para asesorar al gobierno sobre cómo y cuándo podrían reabrir con seguridad los fábricas, comercios, escuelas y parques de Italia.
Esta disparidad es especialmente llamativa porque más de la mitad de los médicos y tres cuartos de los enfermeros del país son mujeres.
Por no mencionar que las tres investigadoras que aislaron el coronavirus en los primeros días del brote en Italia eran mujeres.
La indignación por esta brecha de género ha llevado a alrededor de 70 investigadoras a firmar una petición para que el gobierno incluya mujeres en los organismos de toma de decisiones.
Senadoras y Diputadas han presentado mociones en las dos cámaras del Congreso pidiendo al gobierno que repare esa desigualdad.
El primer ministro, Giuseppe Conte, reconoció las peticiones y pidió al responsable de la comisión de expertos técnicos y científicos que asesora al gobierno que reabra la lista de miembros para incluir mujeres.
El mandatario italiano instó a sus ministros a ‘tener en mente el equilibrio de género’ al formar sus equipos de trabajo.