Un grupo de hombres enmascarados irrumpió en un restaurante KFC en Bagdad, destruyendo el lugar antes de huir. Este ataque es parte de una serie de incidentes recientes contra marcas estadounidenses en la capital iraquí, presuntamente llevados a cabo por milicias antiestadounidenses respaldadas por Irán.
Estos ataques reflejan la creciente ira contra Estados Unidos debido a su apoyo a Israel en el conflicto de Gaza.
El conflicto en Gaza se intensificó después de un ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, que dejó más de mil muertos y cientos de rehenes. La respuesta israelí causa numerosas bajas en Gaza, aumentando las tensiones en Irak.
Milicias iraquíes han lanzado ataques contra bases estadounidenses en Irak y Siria, cesando en febrero tras represalias estadounidenses. Los recientes ataques a empresas estadounidenses buscan avivar el sentimiento antiestadounidense y disuadir su presencia en Irak.
Las autoridades iraquíes han arrestado a algunos sospechosos de los ataques, pero enfrentan dificultades para detener a los alborotadores debido a las amenazas de escalada.
La embajadora de Estados Unidos en Irak y el portavoz del Departamento de Estado condenaron los ataques, destacando su impacto negativo en la inversión extranjera y la economía iraquí. Las fuerzas de seguridad iraquíes aseguran estar tomando medidas para proteger las inversiones y mantener la estabilidad en el país.
