El pasado 7 de marzo, se reportó el asesinato del estudiante Yanqui Kothan Gómez Peralta en Chilpancingo, Guerrero, hecho que ya genera una fuerte reacción por parte de egresados de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa y miembros de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
Según declaraciones, el incidente ocurrió cuando la policía estatal abrió fuego contra tres estudiantes, resultando en la muerte de Gómez Peralta por impacto de bala en la cabeza, un estudiante gravemente herido y otro ileso. Los estudiantes, quienes se encontraban desarmados realizando compras, fueron atacados sin provocación.
Además, se denunció un intento por parte de la policía de ocultar el cuerpo de la víctima, impidiendo la intervención del Servicio Médico Forense y trasladando el vehículo con el cuerpo al corralón.
Este hecho provocó indignación y ha llevado a acusaciones contra las autoridades estatales de intentar criminalizar a las víctimas y de responder con represión y violencia a las demandas estudiantiles.
La comunidad de Tixtla, donde Gómez Peralta era conocido por su carácter y devoción religiosa, ha expresado su conmoción.
En respuesta, los egresados de Ayotzinapa y la FECSM han exigido la renuncia de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y castigo para los implicados en el asesinato.
Las protestas en la región se han intensificado e incluyen la quema de vehículos de la Guardia Nacional, y ha reavivado las exigencias de justicia por la desaparición de 43 estudiantes en 2014, en un contexto de creciente descontento hacia la gestión gubernamental de casos de desapariciones y violencia.
