En La Sabinita, municipio de Huichapan, Hidalgo, se vivió una noche de alarma cuando una bodega llena de fuegos artificiales explotó durante las festividades de diciembre.
A pesar del pánico generado por el estruendo, no se reportaron víctimas mortales ni heridos. Los fuegos artificiales estaban destinados a ser utilizados en las celebraciones del 24 de diciembre.
La explosión causó daños significativos a la estructura de la Iglesia de Belén, donde tradicionalmente se usa pirotecnia para las festividades de la Virgen de Belén.
Una barda fue derribada y se registraron daños materiales en la fachada de la iglesia y su atrio histórico.
Tras el incidente, personal de Protección Civil llegó al lugar para evaluar posibles daños estructurales adicionales.
Paramédicos atendieron a los afectados, que presentaban crisis nerviosas y ataques de pánico. Aproximadamente diez elementos del ejército mexicano resguardaron la zona.
Hasta el momento, las autoridades no han identificado a los responsables del suceso, aunque se ha destacado la fortuna de no haber lesionados.
Este suceso se suma a otro incidente reciente en Tepeyahualco, Hidalgo, donde un polvorín explotó, resultando en la muerte de tres personas y heridas graves a otras veinte.
¿Cómo deben operar estos establecimientos?
Según la Ley Federal de Pirotecnia, se requiere una licencia de la Secretaría de la Defensa Nacional para operar establecimientos de fabricación, almacenamiento y venta de artificios pirotécnicos.
Existen dos tipos de licencias: generales, para actividades permanentes, y extraordinarias, para actividades eventuales como temporadas festivas.
Además, el artículo 39 de la ley establece normas específicas para el diseño y construcción de depósitos y talleres de pirotecnia, con el fin de proteger edificios colindantes y respetar distancias de seguridad con respecto a núcleos de población, viviendas aisladas y vías de comunicación.