En un movimiento que genera una fuerte reacción internacional, el presidente ruso, Vladímir Putin, promulgó una ley que suspende formalmente el último tratado de control de armas nucleares con Estados Unidos.
Putin declaró la semana pasada que Moscú suspendería su participación en el tratado Nuevo START de 2010, y citó la negativa de Washington a aceptar las inspecciones rusas de sus instalaciones nucleares.
La suspensión del tratado, que limita el despliegue de ojivas nucleares a un máximo de mil 550 para cada país, es vista como una medida sin precedentes que podría aumentar las tensiones entre Rusia y Estados Unidos. Además, el movimiento generó preocupaciones de que una nueva carrera armamentística podría estar en camino.
En su discurso sobre el estado de la nación, Putin señaló que Rusia no puede aceptar las inspecciones estadounidenses de sus instalaciones nucleares previstas en el pacto, en momentos en que Washington y sus aliados de la OTAN han declarado abiertamente que buscan la derrota de Rusia en Ucrania.
Rusia no se va del todo
A pesar de la suspensión del tratado, Putin insistió en que Moscú no se retira totalmente del pacto, y el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha afirmado que el país respetará los límites de armas nucleares establecidos en el tratado y seguirá notificando a Estados Unidos los lanzamientos de prueba de misiles balísticos.
El movimiento recibió críticas de Estados Unidos y otros países, que expresaron su preocupación por las consecuencias de la medida de suspensión adoptada por Rusia.
En una sesión de la Conferencia sobre Desarme, un foro internacional afiliado a las Naciones Unidas, la subsecretaria de Estado para control de armas de Estados Unidos, Bonnie Jenkins, afirmó que “Rusia nuevamente le demuestra al mundo que no es una potencia nuclear responsable”.
A pesar de las críticas, Jenkins también señaló que Estados Unidos intentará trabajar con Moscú para que siga implementando el tratado.
La suspensión del tratado, sin embargo, aumentó la incertidumbre en torno a la estabilidad estratégica entre Rusia y Estados Unidos, y generó preocupaciones sobre el futuro de las relaciones entre los dos países en materia de seguridad global.
